El “verdadero” y “único” objetivo de un grupo de cinco sicarios colombianos era el entonces ministro de Seguridad Pública, Fernando Berrocal, y no el ministro de la Presidencia, Rodrigo Arias Sánchez, como dijeron fuentes ligadas al gobierno de turno.
Tal precisión está en un cable secreto que el encargado adjunto de negocios de la Embajada de Estados Unidos, David Henifin, envió a Washington el 10 de julio del 2007.
Henifin aludía en su relato al arresto en Alajuela y Esparza –Puntarenas– de cinco ciudadanos colombianos que habían viajado al país con el propósito de asesinar al ministro Berrocal.
El golpe, desarticulado por un trabajo en conjunto de las policías de Colombia y Costa Rica, habría sido ideado y financiado por narcotraficantes del cartel del Norte del Valle, que opera en el departamento colombiano del Chocó y en el puerto de Buenaventura.
En aquella ocasión, el viceministro de Seguridad, Rafael Gutiérrez, aseguró que el grupo colombiano contrató el homicidio en represalia por el decomiso de 40 toneladas de cocaína que las autoridades de Costa Rica hicieron en diferentes operativos.
Todos querían salir en la foto. El 1.° de julio del 2007, luego de la captura de los sicarios, altos funcionarios del Poder Ejecutivo manifestaron a la prensa que el plan de los traficantes era asesinar a los ministros Fernando Berrocal y Rodrigo Arias.
Se conformó entonces un equipo especial con agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS), la Policía de Migración y la Fuerza Pública, y se ordenó, además, reforzar las custodias de ambos funcionarios.
El 3 de julio, Arias y Berrocal habían programado una conferencia de prensa para referirse al plan de los asesinos a sueldo, pero luego la suspendieron.
En su relato, el diplomático estadounidense expresó que “el ministro Berrocal era el único blanco confirmado, aunque los medios mencionaron al ministro de la Presidencia (Rodrigo Arias, hermano del entonces presidente Óscar Arias) como blanco. Es de notar que el fiscal general, Francisco Dall’Anese, insistió erróneamente ante los medios que él también era uno de los blancos“.
Henifin expuso en el cable a sus superiores tres razones para que los narcotraficantes planearan asesinar a Berrocal: se trataba de un blanco fácil para los estándares del crimen colombiano; había tenido éxito en los decomisos de droga y los traficantes necesitaban enviar un mensaje al Gobierno de Costa Rica y a sus clientes en la región, respecto a que seguían activos.
“La mala noticia: no podemos recordar ningún otro complot de asesinato a nivel ministerial, por parte de los narcos, en Costa Rica. Puede que el juego de las drogas esté cambiando, pero no para mejor”, advertía Henifin en su comentario final.