Grand Island, EE. UU. AFP. En medio de un creciente enojo por la gigantesca marea negra que afecta las costas estadounidenses, empleados de British Petroleum (BP) negaron hoy que los trabajos de limpieza, que ya llevan un mes, sean inadecuados o que hayan ocultado la magnitud del derrame.
Con un espeso sedimento arrastrado hacia el delta del Misisipi que ya provoca desastres en los hábitats de animales y plantas, la administración estadounidense le impuso al gigante petrolero británico un plazo estricto para culminar las operaciones de limpieza.
La propia cuantificación del petróleo que comenzó a salir del tubo roto cuando la plataforma Deepwater Horizon se hundió en el océano hace un mes ha sido y sigue siendo tema de controversia. BP lanzó inicialmente la cifra de 800.000 litros diarios.
“No fue sólo la estimación de BP. Fue la estimación del comando, incluidas la NOAA (Agencia oceanográfica y atmosférica) y la Guardia Costera. Es la mejor estimación que tenemos”, dijo hoy el jefe de operaciones de BP, Doug Suttles.
Sin embargo, la empresa dice que hoy está extrayendo esa cantidad diaria de la fuga a través de un tubo de 1.600 m de largo. Y como las imágenes en vivo muestran que el crudo sigue fluyendo del pozo dañado al Golfo de México, las cifras tienen que ser superiores a las indicadas por la empresa.
Incluso con las estimaciones más bajas, desde que se produjo el desastre se deben haber derramado al mar unos 20 millones de litros de crudo. Expertos independientes advirtieron que el derrame pudo ser incluso 10 veces mayor a las estimaciones actuales.
Suttles intentó disipar la furia creciente del gobierno estadounidense, los residentes de la zona y los legisladores, que consideran que no se ha hecho lo suficiente para detener un vertido que sigue fluyendo a solo 80 km de la costa de Luisiana.
“Pusimos todo en esto”, declaró el directivo a la cadena de televisión ABC, alegando que la empresa gastó alrededor de $700 millones en la limpieza.
“Emprendimos la más amplia respuesta jamás emprendida en el mundo. Pusimos a trabajar en esto a 20.000 personas”, agregó.
Suttles confirmó que ayer BP cumplió con el plazo puesto por la administración para responder preocupaciones sobre el dispersante químico usado para fragmentar la mancha en la superficie, pero no pudo encontrar un alternativa menos tóxica.
“Ahora mismo, no podemos identificar otro producto disponible que sea mejor que el Corexit”, dijo, alegando que el dispersante usado estaba en una lista aprobada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
Altos funcionarios estadounidenses insistieron en que BP entrega abundante información técnica a la EPA y a la NOAA para ayudar a combatir la marea.
La secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, y la directora de la EPA, Lisa Jackson, exigen actualizaciones diarias sobre la evolución de la mancha.
“La opinión pública y el gobierno de Estados Unidos tienen derecho a una total transparencia”, dijeron en una carta a la petrolera.
El legislador demócrata Ed Markey expresó las frustraciones de muchos: “Empezamos a entender que no podemos confiar en BP. La gente ya no le cree a los expertos. BP perdió toda credibilidad”.
Con espesas bolas de alquitrán frente a las costas de Luisiana, un hábitat para pájaros y otras especies silvestres que será virtualmente imposible de limpiar, líderes locales empiezan a desesperar.
Unos 40 km de pantanos sobre la costa del distrito de Plaquemines (sur de Luisiana) "han quedado destruidos. Allí todo está muerto", aseguró el jueves a la cadena de cable MSNBC Billy Nungesser, responsable de la zona.
“No hay vida en ese humedal. Ustedes no lo van a limpiar”, dijo, La marea negra está “destruyendo nuestro humedal pulgada a pulgada y seguirá arribando a las costas en las próximas semanas y meses”, agregó.