Las palabras de Raquel Cordero, de ocho años y vecina de Coronado fueron contundentes: “¿Por qué hay que tener un día del niño? Porque si las mamás ya tienen día de la madre y los papás día del padre, es justo que nosotros tengamos un día”.
Con esta premisa, fueron muchos los padres que buscaron llevar a sus hijos a algún lugar especial para festejarles su día. Sin embargo, si hay un problema de que el calendario marque el 9 de setiembre un domingo, es que todos aprovechan para festejarlo el propio día.
Como consecuencia, lugares populares de diversión infantil como el Parque de Diversiones, el Museo de los Niños y el Museo Nacional se vieron abarrotados de personas y esto limitaba la rapidez con el que se accede a los juegos otros días del año.
“Es el colmo. Pagamos por entrar y casi no pudimos hacer nada: era demasiada la gente”, se quejó un padre que venía con sus dos hijos bajando la cuesta del Museo de los Niños.
Al oír esto, otra madre le dijo a su hija: “¿oíste al muchacho?, ¿no te parece que mejor no subimos esta cuesta y vamos a comer algo rico por la casa?”
Sin embargo, esto pareció importarles poco a los pequeños. La mujer del párrafo anterior recibió como respuesta un: “no importa mami, yo quiero ir ahí de todas formas”.
Ella no fue la única. Otros menores también apoyaron la celebración ayer y más bien parecían disfrutar de la cantidad de gente.
“Hoy hay más cosas que hacer, yo he venido aquí otros días y no he visto tanta gente para jugar, me gusta más hoy”, dijo Fernando Alcázar, de 10 años, quien fue al Museo Nacional con sus papás y su hermano menor.
No obstante, no todos pensaron igual y hubo quienes prefirieron ahorrarse los tumultos. Ese fue el caso de la familia Porras Fonseca, de Hatillo centro. Padre, madre y sus tres hijos más bien prefirieron disfrutar de los espacios verdes de los parques de San José.
Jeremy –de ocho años– y Jefferson –de seis–, hijos de la pareja, aprovecharon el tiempo para subir a los árboles del parque Jardín de Paz, frente al Edificio Metálico.
Actividades para todos. Las grandes cantidades de gente y la lluvia que llegó en horas de la tarde no fueron impedimento para que los niños se divirtieran con las diferentes actividades.
Por ejemplo, quienes visitaron el Parque de Diversiones tuvieron 2x1 en el pase especial y disfrutaron además de obras de teatro. En el Museo Nacional los festejos abarcaron dibujos, rompecabezas, y una obra de teatro que involucró acrobacias, fantasía y dinámicas que pusieron a los menores a correr tras el lobo de Caperucita.
Mientras tanto, en el Museo de los Niños los “cazatemores” invitaron a los niños a dejar sus miedos, y en el INBioparque disfrutaron de juegos y pintacaritas.
Sin embargo, no solo los más pequeños de la casa disfrutaron en grande de su día; muchos adultos también dejaron en claro que lo más bonito del día fue sacar a pasear a su niño interno.
“Me siento como chiquita otra vez. No hay nada más energizante que eso”, dijo Éricka Quesada, vecina de Tres Ríos y quien llegó al Museo Nacional.
Para Jacobo Fernández, vecino de Aserrí, quien llegó con sus tres hijos al Museo de los Niños, este también fue su festejo.
“La edad no hace que dejés de ser niño. El niño interno siempre puede estar a flor de piel si uno se lo permite”, manifestó.