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Cero poses: Ramón Luis Méndez, ‘¡Llegó el rating!’

Le saca roja directa a todo aquello que considera una violación del reglamento en las canchas o en la inflexible escala de valores de su vida. Él asume sin reparos su tozudez y la polémica que genera con ella.

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Ramón Luis Méndez Vega. Su nombre evoca futbol, arbitraje'¡y polémica! Pocos hay como él para generar reacciones encontradas de aprobación y censura. En el campo del análisis arbitral, su experiencia de 15 años en ‘Teletica Deportes’ lo convierte en referente de una actividad tan controversial como el arbitraje mismo. Durante sus años como juez, marcó un estilo muy particular para administrar justicia en el campo de juego y muchas de sus decisiones y aciertos provocaron encendidas discusiones.

Pero Ramón Luis no solo provoca con sus comentarios sobre la actuación de sus colegas en los partidos de futbol nacionales e internacionales. También ha dicho esta boca es mía en temas tan sensibles como el derecho de los homosexuales a contraer matrimonio. Una columna suya publicada en un diario de circulación nacional, en donde despotricó en contra de la posición del entonces presidente Oscar Arias a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, circuló como pólvora en las redes sociales.

Ramón se sacude de quienes lo acusan de homofobia y defiende a capa y espada su derecho a opinar. Su posición al respecto es inflexible: la homosexualidad no es normal, aunque sí dice respetar la forma como cada quien quiera vivir su vida.

En otro sonado escándalo, el exsilbatero se dio de golpes con un participante de un programa radiofónico. "Me atacaron mi vida personal y familiar, y eso es intocable", dice él como justificante de aquella agresión que, confía, no se repetirá.

Este hombre de 54 años es el menor de seis hermanos. Por esa condición fue el más chineado de todos y según admite, "tal vez un poquillo más malcriado".

Ese es, quizás, el origen de una tozudez que él define como seguridad en sí mismo y en lo que piensa y expresa. Se considera una persona “diferente” que con el tiempo aprendió a reconocer que no siempre tiene la razón. Asiste a una iglesia de denominación cristiana, y suele respaldar muchas de sus ideas con citas bíblicas.

El arbitraje lo tentó porque de algún modo le daba la posibilidad de tener un poder absoluto que él admite disfrutar, sin ningún disimulo.

Ramón tiene 27 años de matrimonio con Lidia Salazar Castrillo y es padre de dos hijos, Luis Alberto, un economista de 27 años y Melissa, una joven de 19 años estudiante de psicología. Ellos ocupan ahora el centro de su vida, aunque no siempre fue así. Hubo una época cuando le costó valorar el aspecto familiar, una de las pocas cosas de las que sí se arrepiente y que cambiaría si pudiera echar el tiempo atrás. Hoy lo atribuye a una era de inmadurez y prefiere no ahondar en la clase de faltas de las que ahora se arrepiente. Hoy, dice, es más hogareño y comparte más tiempo con sus esposa e hijos. “Nunca es tarde. Finalmente me di cuenta de qué era lo que más amaba”. De esto y más conversamos con él, largo y tendido, en su casa de habitación, en Llorente de Tibás.

--Hablemos de su época de árbitro. Usted fue muy polémico.

--¿Qué es polémico? Vos pitás un penal y tenés que expulsar a cuatro jugadores, eso no es polémica. Tomé decisiones controversiales. El árbitro nunca va a quedar bien, a veces ni con un empate se queda bien.

--¿Alguna vez se sintió intimidado por don Mario Segura?

--Déjeme decirle algo porque hay mucha gente mal intencionada. Nunca ha habido ni habrá injerencia en ninguna de mis decisiones.

--¿Como sorteó el pulso de poder entre don Mario Segura y Jorge Martínez?

--Eso fue una decisión de gerencia. Resalto la imagen de don Mario como presentador. Difícilmente podrá llegar alguien al señorío de don Mario como presentador y eso lo saco a relucir ahora que ya no es mi jefe.

--¿Y su relación con Jorge Martínez es buena?

--Muy buena. Igual que con la gente de otros medios. No hago nada para caer mal, pero tampoco me esfuerzo para caer bien. Me gusta ser yo.

--¿Qué autoridad moral para criticar tiene un árbitro que no pudo fijarse correctamente en el reloj en un partido mundialista, con el presidente de la FIFA en la gradería? (Ramón Luis detuvo un partido del Mundial Juvenil de Qatar 1995 unos minutos antes. Se dio cuenta y tuvo que llamar otra vez a los jugadores. Joao Havelange estaba en la gradería).

--Me pasó dos veces. Creo que fue Puntarenas -Alajuela, ni siquiera me inmutó. El ser humano está expuesto al error. El problema es no poder salir de él.

--¿Pero eso no le resta autoridad para criticar ahora los errores de los demás?

--No, no, no,no. Es un error que está tipificado en el reglamento. Yo dejé de pitar penales que sí lo fueron, y me metieron goles en fuera de juego, pero eso no me imposibilita para poder analizar. Si no, no habría nadie que pudiera referirse a otros. Lo que yo no le perdono al árbitro es que sea cobarde en la cancha porque yo nunca lo fui. A mí nunca me invadieron la cancha. Ni nunca tuve que suspender un partido por número de expulsados. En la cancha siempre tuve el control.

--En otra ocasión usted tomó un sorbo de un refresco que le lanzaron a la cancha.

--Sí. Antes revisé que estuviera bien cerrada la botella.

--¿Pero por qué lo hizo?

--Tenía sed. Tal vez como una burla para la persona que me lo tiró, pero a la vez me salvó porque tenía sed. Aunque si me pega en la cabeza me la parte en dos. (se ríe)

--¿No le parece que fue una actitud inconveniente?

--Talvez, pero si tenés sed y te tiran un refresco cómo vas a desperdiciar la oportunidad.

--¿Qué le dicen los árbitros en la calle cuando se lo topan?

--Nunca he recibido una ofensa. No les digo ninguna mentira. Yo no veo si son gordos o flacos o si tienen alguna querida. Yo me baso en lo que dice el video.

--Ramón, usted una vez interrumpió el programa de Leonel Jiménez para agarrar a trompadas a un dirigente de Turrialba. ¿Cuál es su versión de los hechos?

--Me atacaron la vida privada y familiar y eso es intocable en cualquier ser humano. Tal vez ahora con la madurez y con más fortaleza espiritual no sé si actuaría igual.

--¿Por qué se hizo árbitro?

--Siempre he sido muy autoritario, me ha gustado mandar y dirigir. Si volviera a nacer volvería a ser árbitro.

--¿Hay en usted un pequeño dictador?

--(Piensa durante un rato su respuesta) Esa pregunta nunca me la han hecho. Tal vez sí. Creo que las dictaduras en algunas casos no son malas. El problema es el exceso de la dictadura.

--¿Cómo es eso?

--Por ejemplo, aquí todo el mundo hace lo que le da la gana. Usted ve una persona orinando en avenida cuarta o ebria y con una cerveza en la avenida central. Muchas veces confundimos las cosas rectas con que la persona es un dictador.

--¿Es cierto que cuando usted llega a las reuniones de Teletica Deportes dice, “¡Aquí viene el rating!”?

--Bueno, lo hago con humildad y sin ningún afán, pero es una realidad. Es una sección que está con un rating muy alto, pero lo hago con un afán de broma. Es un trabajo en equipo, no solo mío.

--¿Cuál ha sido el mejor árbitro de Costa Rica?

--Yo no lo vi pitar pero es uno de mis referentes es don Juan Soto París. También puedo mencionar a Luis Paulino Siles, Berny Ulloa, Rodrigo Badilla'

--¿Y usted, cómo se considera?

--Yo no me considero bueno, regular, ni malo. Lo que sí estoy seguro es que fui diferente a todos.

--¿En qué sentido?

--En todo. Cuesta mucho retirarse de una actividad y seguir activo. Yo me retiré hace 15 años y hoy tengo más de 1.000 columnas publicadas, mi propio programa deportivo (Arbitraje y mucho más en Radio America). Soy inmerecidamente un hombre muy bendecido por Dios.

--¿Es usted conservador?

--Si, parece mentira, pero sí. Soy de aquellos tiempos cuando a uno le decían pase para dentro y uno pasaba para dentro. Uno se ponía de pie cuando se escuchaba el Himno Nacional y le pedía el “Bendito” al padrino. Parece extraño pero sí. Me encanta la perfección, pero soy muy imperfecto.

--¿Se considera una persona rígida o flexible?

--Bastante rígido. Soy un poco incómodo.

--¿Qué piensa del fútbol tico?

--Es un negocio para los vivos, una pasión para los tontos, y un disfrute para el que lo ve deportivamente. Esa frase es mía. Me gustaría que quedara en mi lápida, pero le agradezco al futbol, porque esa fue mi profesión.

-- ¿Le ve futuro a la Sele con La Volpe?

--Yo exigiría que se clasifique mínimo en segundo lugar pero algunos conformistas, el mismo La Volpe, dicen que el tercer lugar. El tercer lugar lo clasifican 10 entrenadores ticos. Para clasificar en el tercer lugar no se necesita a La Volpe.

--¿Cómo se describe usted, viéndose ante el espejo?

--Una persona definida, tal vez un poco como decía mi amigo Longino (Soto Pacheco), cabezón. Tengo un problema que no deja de ser virtud, pensar que todo lo sé. Eso te da una dimensión de seguridad. Pero con el tiempo he aprendido que no todo lo sé. Eso sí, hago y digo cosas que quizás otros no se atreverían.

--¿Qué es lo peor que le han dicho en la calle?

--Muy pocas veces' no valoro' es que vieras que no. No recuerdo una conchada que me hayan dicho en la calle.

--¿Qué le hace pensar que puede hablar de cualquier tema?

--Pienso que todo ser humano tiene el derecho de hablar de cualquier tema. No me voy a sentar a hablar con Franklin Chang de astronomía. Pero sí puedo hablar con él de pobreza. No hace falta ser politólogo para saber la clase de políticos que hemos tenido en Costa Rica en los últimos años. ¿Quién no podría hablar de Hugo Chavez, de Fidel Castro?

--¿De George Bush?

--Me acuerdo poco ¿vos sabés?.

--¿Que lo picó cuando escribió en contra de la homosexualidad?

--Unas declaraciones de Oscar Arias, pero no quiero revivir el tema más.

--¿Por qué?

--Ya lo toqué, ya lo expresé. Sería repetitivo. Fue una situación de opinón. Mucha gente no entiende'

--¿No cree que esa opinión lastimaba?

--Tal vez, pero yo no solo atacaba la homosexualidad, sino que me estaba atacaba a mí mismo en otros aspectos. No soy quien para atacar a nadie. Ante Dios no hay distinción de pecado. Estoy claro que no comparto la homosexualidad, sin tener nada en contra de ningún homosexual. Esa columna me hizo madurar mucho, conocí más a fondo el homosexual por los correos que me mandaban. Situaciones que pueden llevar a ese entorno, entonces me hizo reflexionar.

--¿Le reclamaron mucho por eso?

--Me llegaron como 350 correos, algunos muy molestos, y no se quedó ningún correo sin contestar. No tengo ningún tabú, pero no voy a aceptar que mis hijos y nietos vean esas cosas como normales.

--¿Por qué le molestó tanto la posición del expresidente Arias en torno al tema de los matrimonios gay?

--Porque siento que no es normal. Fuimos creados hombre y mujer, aunque cada quien puede hacer lo que quiera con su vida.

--¿Es usted homofóbico?

--Yo diría que no. Tengo conocidos homosexuales, pero no tengo amigos homosexuales.

--¿Por qué?

--Porque no me une nada a ellos.

--¿Pero, por qué no podría alguno de ellos ser su amigo?

--Porque no tenemos nada en común. Dejo que el homosexual viva su vida pero no me involucro.

--¿Ni siquiera iría a comer con una persona gay?

--Depende del tema de la conversación, mientras no sea de homosexualidad'

--¿Y qué pasaría entonces si un hijo o hija suyo resultara homosexual?

--Yo declaro en el nombre del Señor que eso no me va a pasar ni en esta ni en ninguna generación. Pero para contestar la pregunta, nada más que por contestarla, trataría de ayudarlo en todo y le daría mi apoyo, pero si no lo acepta cada quien tiene derecho a hacer su vida.

--¿Le pondría la misma barrera que a los demás?

--Primero lo apoyo, pero si no quiere entonces sí le pondría la misma barrera.

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