El embate del huracán César contra Centroamérica causó ayer a Costa Rica los peores daños en toda la región y se convirtió en el más trágico desastre de origen meteorológico desde el paso del huracán Juana, en setiembre de 1988.
Hasta anoche César había dejado un saldo oficial de 10 muertes, 43 desaparecidos, 5.762 evacuados, 2.561 refugiados en 25 albergues, desbordamiento de ríos en la zona sur y Guanacaste, decenas de puentes falseados o destruidos y derrumbes sobre carreteras que causaron al menos 32 bloqueos.
La Comisión Nacional de Emergencia (CNE) cuantificó en ¢2.600 millones las pérdidas por daños materiales y estimó que medio millón de personas habían sido afectadas por el fenómeno en forma directa o indirecta.
"Son cifras que no estamos acostumbrados a manejar (...) la situación es muy delicada", expresó el presidente de la CNE, Jorge Arturo Castro.
El ojo de César golpeó a las comunidades caribeñas de Nicaragua en la madrugada de ayer y causó al menos tres muertos, y unos 110.000 damnificados.
Costa Rica era, anoche, el país más afectado por el paso del huracán sobre Centroamérica, que al surcar Nicaragua perdió fuerza y se convirtió en una depresión tropical.
Existe el peligro de que al adentrarse en el océano Pacífico vuelva a tomar fuerza y se convierta en el huracán Douglas.
El presidente José María Figueres firmó el decreto de emergencia nacional el domingo a medianoche y el Ministerio de Hacienda anunció el desembolso de ¢300 millones para mitigar los daños causados.
Lodo y tragedia
La mayor parte de la zona sur está incomunicada por deslizamientos sobre las carreteras, ausencia de electricidad o agua. Tampoco hay paso hacia el Pacífico Central y Sur y el servicio de autobuses hacia estas regiones está supendido.
Los cantones de Pérez Zeledón, Buenos Aires, Golfito, Osa, Corredores y la región de Los Santos eran los lugares más afectados.
Uno de los episodios más trágicos ocurrió en El Llano de Tarrazú, donde toneladas de lodo y piedras cayeron sobre cinco casas y sepultaron a siete miembros de la familia de Rigoberto Calderón y a cuatro visitantes que se encontraban en la vivienda en ese momento.
Oficialmente, la CNE consideraba a estas personas como desaparecidas, hasta que sus cuerpos sean recuperados.
La CNE reportó que el hospital de Ciudad Cortés sufrió gravísimos destrozos tras ser inundado por unos dos metros de agua. César causó daños de ¢1.600 millones a la infraestructura de salud del país. En el cantón de Osa hay 10 desaparecidos.
Numerosos derrumbes cayeron sobre la carretera Interamericana Sur. Un autobús de la empresa Ticabús, con 35 personas, quedó aislado a la altura del kilómetro 101. Siete rutas nacionales están seriamente dañadas.
Alerta en aguirre
La situación en el cantón de Aguirre, donde está la ciudad de Quepos, era alarmante desde la mañana. Las fuertes lluvias que cayeron durante la madrugada y las primeras horas del día de ayer provocaron el desbordamiento de los ríos Pirrís, Damas, Paquita, Naranjo, Naranjito, Savegre y Amaya.
Todavía en horas de la tarde, el acceso a Quepos solo era posible por avión pues el agua bloqueó el paso hacia Parrita y Dominical.
En total, se encontran 328 personas albergadas en diferentes sitios de Quepos, según informó la Comisión Nacional de Emergencia.
Las localidades de Jacó y Parrita también se convirtieron en "islas" desde temprano pues el Río Grande de Tárcoles cubrió por completo casi un kilómetro de la carretera Costanera Sur.
Miles de compradores que viajaron el fin de semana al Depósito Libre de Golfito ayer permanecían aislados en ese cantón. (Véase nota en la página 6-A.)
En la zona caribeña la alerta fue levantada, pero anoche -con el avance del fenómeno- la zona norte sufrió las primeras consecuencias.
Los ríos Zapote, Guacalito, El Niño y Pizote, en Upala, comenzaron a desbordarse y a anegar, desde las 3:30 p.m de ayer, plantaciones de arroz, cacao y fincas ganaderas.
Las comunidades de Upala centro, San Isidro, San Antonio, Santa Clara y San José habían sido las principales afectadas.