OAXACA, México (AFP) - Opositores al gobierno del estado mexicano de Oaxaca (sur), que el lunes se enfrentaron a la policía con un saldo de al menos 50 heridos, revivieron un grave conflicto social que desde 2006 afecta a ese distrito.
El martes la ciudad volvió a la normalidad después del choque protagonizado por unos 1.500 miembros de la Asociación Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO, izquierda) y cientos de gendarmes que resguardaban un auditorio, al que pretendían llegar los manifestantes para celebrar un festival alternativo.
Los enfrentamientos concluyeron con medio centenar de heridos, 42 personas arrestadas y seis autobuses quemados, según el gobierno local.
Un día después de los disturbios, la presencia policial en las calles del centro de la ciudad era esporádica y los agentes se concentraban en el cerro donde se encuentra el auditorio en disputa, que a partir del lunes debe acoger el festival cultural de la Guelaguetza, cita turística que constituye desde 1938 un importante ingreso en divisas para Oaxaca.
La mayor parte de los autobuses urbanos estaba fuera de servicio. "Sólo salieron a trabajar los chóferes mas valientes y con autobuses viejos, los empresarios tienen temor que sus unidades nuevas sean incendiadas", explicó Erasmo Medina, representante de una empresa de transporte urbano.
De acuerdo con las autoridades, que controlaron la situación desde la noche del lunes, el nuevo enfrentamiento pone en riesgo la celebración de la Guelaguetza, que "es amenazada con un boicot" de la APPO, dijo a la emisora W Radio Héctor Pablo Ramírez, secretario técnico del gobierno local.
"El plan de cómo boicotearla no se ha definido, nada más está aprobado", reconoció César Mateos, uno de los voceros de la APPO, quien denunció que tras la refriega del lunes "había una lista de desaparecidos que no habían llegado a su casa".
El sector turístico de la ciudad, que supone una de sus principales fuentes de ingresos y que fue severamente castigado por el conflicto del año pasado, lamentaba el impacto que tendrá el nuevo brote de violencia.
"Representa el tiro de gracia a la actividad turística de la entidad (...) el turismo terminará con alejarse por mucho tiempo de Oaxaca", sostuvo Sergio Bello Guerra, presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Oaxaca.
La APPO aglutina desde 2006 a varias organizaciones opositoras que piden la renuncia del gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), a quien acusan de corrupción y represión.
La crisis vivida el año pasado en Oaxaca, que cobró tintes de rebelión popular y dejó un saldo de al menos 13 muertos, se inició con una protesta de maestros que pedían mejoras laborales y se intensificó tras un intento de represión violenta contra los docentes por la policía local.
Después de varios meses en los que fueron bloqueadas calles y oficinas públicas de Oaxaca, la Policía Federal Preventiva (PFP) intervino en octubre desalojando a los manifestantes de la plaza principal de esa ciudad (Zócalo), en tanto los maestros llegaban a un acuerdo con autoridades federales.
Tras la intervención de la PFP, decenas de activistas de la APPO, incluidos sus principales dirigentes, fueron encarcelados.
Sin embargo, los maestros reocuparon hace un mes el Zócalo de Oaxaca, bajo el argumento de que el gobierno no ha cumplido con los acuerdos pactados, y se renovaron las demandas de renuncia de Ruiz.
Los maestros, que el lunes durante los enfrentamientos celebraban su propia Guelaguetza alternativa en una plaza del centro histórico, se desmarcaron de los violentos y abandonaron el campamento que tenían en el Zócalo, pero mantuvieron su adhesión a la APPO.
Oaxaca es uno de los estados más pobres de México, cuenta con una población de 3,4 millones de habitantes de los cuales 35% son indígenas.
© 2007 AFP