Su conocimiento sobre zonas de subducción, derivado de investigaciones en Nicoya, fue suficiente para que el proyecto Wissard invitara al sismólogo tico Marino Protti a formar parte de la expedición que en el 2013 estudiará el lago subglacial Whillans, ubicado en la Antártida.
Por un mes, del 4 de enero al 4 de febrero, Protti cambiará su oficina en el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori-UNA) por una estación científica ubicada en el hielo antártico.
Allí se desempeñará como investigador adjunto internacional junto a Carlo Barbante, de la Universidad de Venecia.
El Whillans Ice Stream Subglacial Access Research Drilling ( Wissard ) es un proyecto científico de carácter multidisciplinario, en el cual colaboran nueve instituciones estadounidenses: Arizona State University, Louisiana State University, Montana State University, Northern Illinois University, Pennsylvania State University, St. Olaf College, University of California-San Diego - Scripps Institution of Oceanography, University of California-Santa Cruz y University of Tennessee-Knoxville.
Los estudios científicos que forman parte del proyecto de investigación cuentan con el apoyo de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos.
Un lago bajo el hielo. Comparado con los lagos subglaciales Ellsworth y Vostok, que se encuentran a tres y cuatro kilómetros por debajo del hielo, Whillans está a unos 800 metros.
Otra particularidad es que Whillans posee una conexión subterránea con el océano, lo cual lo hace más dinámico.
En el 2007, al analizar los datos de altimetría provistos por el satélite ICESat de la NASA, los científicos notaron un extenso sistema hidrológico bajo las corrientes Whillans y Mercer.
Es más, los datos del satélite ICESat detectaron una deformación del hielo superficial derivado de esa actividad subglacial.
“El agua de estos lagos subglaciales parece que tiene una dinámica donde se vacía y se llena constantemente, lo cual se asocia al desplazamiento del glacial”, explicó Protti a La Nación .
Según el sismólogo, el contacto del glacial con la roca es una analogía de una zona de subducción como la que tenemos en el país cuando la placa tectónica Coco se introduce en la Caribe y produce los temblores.
“La única diferencia es que el lago subglacial se mueve más rápido”, dijo el sismólogo y agregó: “Aquí en Costa Rica uno tiene que esperar 50 años para registrar un ciclo sísmico mientras que en Antártida se registra en semanas”.
De hecho, la instrumentación que se utilizará para estudiar el movimiento del glacial es similar a la empleada por Protti para monitorear los sismos en la península de Nicoya.
En este sentido, se colocarán 17 estaciones sismológicas en superficie y tres en el pozo cuya profundidad es de 800 metros, la equivalente al espesor del hielo.
Con esas estaciones, el científico tico espera registrar el desplazamiento del glacial y los sismos que se producen por ese movimiento, para así conocer sus características.
“Incluso se podrían medir sismos lentos que en Nicoya suceden cada 23 meses; en cambio, allí se dan en horas”, dijo.
Una vez que las estaciones sismológicas empiecen a generar datos, estos ¿de qué servirán?
“Nos ayudarán a conocer más sobre la mecánica de la falla, cuáles son sus características y qué cambios se dan con cada deslizamiento”, respondió el sismólogo costarricense.