Aunque se cree que el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) se encuentra solo en pantanos, lo cierto es que vive en cualquier parte.
En Costa Rica, las mayores concentraciones están ubicadas en el Pacífico Norte y Central.
“Eso coincide con que son zonas muy pobladas donde hay desarrollo urbano y agropecuario”, destacó Juan Rafael Bolaños quien es biólogo e investigador de la Asociación de Especialistas en Cocodílicos de Centroamérica (AECCA).
En 20 años de investigar cocodrilos, Bolaños ha recolectado datos que le permiten hacer comparaciones entre ríos de todo el país.
En el Tárcoles, por ejemplo, el detectó que en el 2009 había un promedio de 9,5 individuos por cada kilómetro, mientras que en el 2004, esta abundancia relativa fue de 9,22 individuos por kilómetro.
Por su parte, el río Tempisque también evidenció una variación significativa. Mientras que en 1996 se registraban 4,5 cocodrilos por kilómetro, para el 2009, ya habían 9,6 individuos por kilómetro.
¿Qué está pasando? Aunque aún no lo ha confirmado, Bolaños supone que es más probable encontrar altas densidades de cocodrilos en zonas pobladas por el ser humano debido a que allí tienen más posibilidades de supervivencia.
Agrega: “el desarrollo urbano trajo como consecuencia la desaparición de todos los depredadores de los cocodrilos debido a la pérdida de hábitat. Entonces, un nido es exitoso porque no hay nadie que se coma los huevos o los lagartitos. Estos van a crecer y es más probable que se incorporen en la nueva población”, explicó el biólogo.
Comida más accesible. Al estar cerca del ser humano, el alimento no escasea para los cocodrilos porque hay mascotas y animales de granja, así como acuicultura.
Estos reptiles son cazadores pasivos y furtivos, es decir, esperan a que la presa esté cerca y no se esfuerzan por perseguirla.
Como tienen un metabolismo muy bajo, no necesitan comer todos los días y si sabe que tiene la comida fácil, se van a quedar ahí.
En cambio, en zonas prístinas, el macho dominante va a defender su territorio porque no va a tolerar competencia por alimento.
“En el río Tempisque es fácil ver a 20 cocodrilos juntos. Lo que pasa es que hay una oferta de alimento muy fuerte en el lugar, entonces no tienen por qué pelearse entre ellos”, comentó Bolaños.
Los resultados del estudio ayudarán a tomar decisiones de manejo con el fin de controlar las poblaciones y prevenir accidentes.
Para el biólogo Juan Rafael Bolaños, es necesario enseñarle a la gente a convivir con estos reptiles, no invadir su territorio y conservar su hábitat.