"Tengo un problema con mi hijo de 7 años, que está en primer grado. Cuando lo voy a dejar, se pone muy nervioso y llora, pero al pasar las lecciones el comportamiento es diferente: se le olvida. A él lo que le preocupa es que no lo vayan a recoger.
"Yo voy y lo dejo y lo recojo, pero él siente un temor de que no lo recojan; me dice que va a cambiar, pero cuando le toca ir a la escuela, se pone a llorar, dice que no quiere ir.
"Le propongo diferentes opciones de cambiarlo a la escuela que está más cerca, pero no quiere. No se imagina lo que yo sufro con este problema, ya que yo trabajo y para mi es muy difícil".
Muy probablemente lo que su hijo presenta es un estado de ansiedad de separación, que es una condición psicológica en la que el niño refleja un temor marcado a perder o a alejarse de las figuras afectivas importantes, como lo es su madre.
La ansiedad de separación puede manifestarse de varias formas; una de ellas, como en este caso, es como una fobia escolar. Como posiblemente se habrá dado cuenta, el miedo no es a la escuela en sí, ni a sus maestros o compañeros. El temor es alejarse de usted y la escuela presenta una situación en que esto inevitablemente ocurre. Por esta razón, no es conveniente el cambio de grupo o de escuela.
Usualmente, al mismo tiempo que presentan esa fobia, aparecen temores nocturnos, se vuelven muy apegados a la madre, se pasan al cuarto de los padres.
La fobia escolar, como cualquier ansiedad de separación, es causada por resentimiento que su hijo siente o ha sentido contra alguna de las figuras afectivas importantes, el cual reprime; es decir, no expresa; al mismo tiempo que siente culpa por sentir ese enojo contra alguien importante para él o ella. Basta un padre o una madre muy regañona, que pasa "encima" del niño, limitándole su normal desenvolvimiento, no aceptando los errores esperados para su edad, para que el niño sienta resentimiento y pueda presentar una fobia escolar.
Es por eso que, para ayudarlo, sus padres deben facilitarle la expresión del resentimiento, sin reprenderlo y sin enojarse, porque esa es la razón en primer lugar, por la que reprimen el enojo.