Hace poco escuché Alma mía , una canción clásica de María Grever que incluye versos como: "si yo encontrara un alma como la mía... que al mirarme, sin decir nada, me lo dijese todo con su mirada".
Recordé entonces varias historias que he escuchado de personas buscando su alma gemela, y que esperarían encontrarla durante este próximo año. Personas que buscan a alguien con un perfil que incluya sus mismos gustos e intereses .
Personas, además, que por pensar así podrían pasarse el año acumulando una frustración tras otra. Porque, ¿no será que las almas gemelas sólo existen en la fantasía?
De hecho, como ser humano soy igual a todos biológicamente, porque tengo hígado o pulmones como el resto de la gente. Socialmente soy igual a algunos, porque tengo las mismas costumbres y tradiciones de ellos. Pero psicológicamente soy igual a ninguno , porque bien sabemos que "cada cabeza es un mundo".
Así las cosas, si de buscar se trata, ¿no sería mejor pensar en la situación de aquellos que dicen haber encontrado "su otra mitad" ? Más aun si tomamos en cuenta que la experiencia enseña que es mejor estar con alguien que nos complemente y no que sea un clon nuestro.
Por supuesto que me refiero a las relaciones adultas, porque en la época juveniltener una alma gemela puede ser casi una necesidad.
En esa época, como estamos apenas empezando a entender quienes somos, una alma gemela nos ayuda a definir nuestro carácter, mientras que una muy distinta más bien puede absorber el poco que tenemos. No en vano encontramos tantos jóvenes "uniformados", que ven las mismas películas, oyen la misma música, o visten y hablan parecido, porque otros los absorben.
Pero en una relación adulta sí es necesaria una buena diferenciación. Si estoy con una persona muy parecida a mí, existe el peligro de que la vea como una extensión mía (como otro brazo, ojo o pierna) y espere que piense y actúe como yo quiero, lo cual en la práctica es imposible y me expone a cientos de conflictos.
En cambio, si sé que es distinta, es como otro país al que puedo viajar para conocer y aprender cosas distintas .
Por tanto, ¿no será mi pareja ideal aquella que ignoré o dejé por ser demasiado distinta a mí, o la que ya está conmigo en este momento?
Un buen propósito de año nuevo: no buscar lo que no existe .