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Comienza un año bisiesto

Para las culturas que se rigen por el calendario gregoriano, el 2004 tiene 366 días

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Quien revise con atención el calendario del 2004 descubrirá en él 366 días, en lugar de 365, ya que este año es bisiesto y febrero tendrá 29 amaneceres.

Como ocurre cada cuatro años, el calendario se ajustará para poder coincidir con el tiempo que tarda la Tierra en dar su vuelta alrededor del Sol.

Ese recorrido tiene una duración de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos; es decir, 365.26 días.

Puesto que no se trata de un número entero es necesario realizar ajustes periódicos en el calendario, lo cual se logra al añadirle un día a febrero, cada cuatro años.

"La evolución del calendario se relaciona con el seguimiento de los astros, e intenta representar una órbita de la Tierra alrededor del Sol, pero no lo hace de manera exacta y por eso es necesario el ajuste", explica a Viva Alejandra León Castellá, directora de la Fundación para el Centro Nacional de la Ciencia y la Tecnología (Cientec).

Si ese ajuste no se realizara, el calendario se desplazaría cada vez más con respecto a la posición de los astros y a las estaciones. Así, por ejemplo, sería más difícil programar las cosechas, y las festividades –como Navidad– se trasladarían poco a poco a distintas épocas del año.

Años con historia

El 2004 es especial para las personas que hayan nacido un 29 de febrero, ya que podrán celebrar su cumpleaños en la fecha exacta.

En realidad, la elección del 29 de febrero se hizo de manera arbitraria cuando se creó el calendario, pues el día adicional pudo haberse ubicado en cualquier otro mes.

El calendario divide el tiempo con base en tres ciclos astronómicos: el día, el mes y el año.

El primero corresponde a una rotación de la Tierra sobre su eje, mientras que el mes se relaciona con el ciclo lunar, el cual es el tiempo que dura la Luna en girar alrededor de la Tierra, unos 29.5 días.

El tercer ciclo es el año, que –como se dijo– representa un periodo de la Tierra alrededor del Sol, correspondiente a 365.26 días.

"La principal complejidad para desarrollar un calendario preciso, que tomara en cuenta los tres ciclos, surgió porque estos no resultan en números enteros y las fracciones son incómodas. Por ello, ya que el mes dura cerca de 29.5 días, diferentes culturas decidieron alternar meses de 29 y 30 días", asegura León.

En efecto, en la antigüedad se crearon calendarios que tuvieron seis meses de 29 días y seis meses de 30, alternativamente, pero eso daba un total de 354 días y el calendario se fue desajustando con respecto a los ciclos reales.

Poco a poco se realizaron ajustes para desarrollar calendarios más fieles al ciclo de la Tierra alrededor del Sol, lo cual llevó a aumentar la cantidad de días en varios meses.

En ese proceso se tomaron decisiones antojadizas, como la del emperador Julio César, quien quiso que existiera un mes que llevara su nombre y tuviera más días que el resto, por lo que julio pasó a tener 31 días.

Hasta nuestros días

En los tiempos de Julio César (100 a. C. - 44 a. C.), el calendario utilizado se había desplazado con respecto a la realidad, por lo cual, entre otros ajustes, se creó el año bisiesto.

El calendario juliano se utilizó por más de 1.500 años en Europa, pero sus desajustes se tornaron muy evidentes al cabo de tanto tiempo, y se había retrasado diez días respecto al calendario astronómico.

Por ello, en 1582, el papa Gregorio XIII estableció el nuevo calendario, por el cual se rige hoy la mayoría de pueblos occidentales: el calendario gregoriano.

La principal reforma gregoriana consiste en que la cuenta de los años bisiestos no es rígida, como lo era en el juliano. De la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuaron los años múltiplos de 100. (Véase el recuadro Ajuste de cuentas ).

Algunos no aceptaron el cambio y mantuvieron el calendario juliano, como la Iglesia Ortodoxa, que sigue realizando sus celebraciones de acuerdo con este y con un desfase acumulado de 13 días.

El registro cronológico más antiguo que se sigue utilizando en la actualidad como calendario ritual, por una quinta parte de la población mundial, es el calendario chino, que es lunisolar, con meses alternos de 29 y 30 días. Para sus usuarios, cada mes comienza en Luna Nueva.

El calendario islámico es puramente lunar y consta de 12 meses de 29 ó 30 días; es decir, 354 días en total, por lo que se desplaza 11 días en cada año solar. Por ello, sus celebraciones religiosas suceden en diferentes estaciones.

Así, no todos los seres humanos disfrutarán la particularidad de contar con 366 días en el 2004, y muchos no tienen motivo para decir hoy "¡Feliz Año Nuevo!".

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