En las últimas semanas el expresidente Óscar Arias se ha dedicado a pontificar en diversos medios sobre cómo su segunda administración “puso a Costa Rica a caminar de nuevo”. Sin embargo, basta con leer las múltiples noticias sobre la crítica situación fiscal del país para darnos cuenta que la “mesa servida” que según él dejó a disposición de su sucesora se encontraba llena de facturas por pagar.
Recordemos que Costa Rica cerró el 2010 con el déficit fiscal más alto de América Latina. No fueron Gobiernos populistas, como el de Hugo Chávez en Venezuela o el de Cristina Fernández en Argentina, los que disfrutaron tan dudoso honor, sino la Costa Rica de Óscar Arias. Y es gracias a este hueco fiscal, equivalente a un 5,5% del PIB, que hoy la administración Chinchilla, en alianza con el Partido Acción Ciudadana, impulsa un masivo paquete de impuestos que promete encarecer el costo de vida de los costarricenses y ahuyentar la inversión extranjera del país.
Vorágine de gasto. Esta situación es lamentable e innecesaria puesto que hace tan solo 3 años el país disfrutaba de un superávit fiscal, el primero en décadas. No obstante, la administración Arias, utilizando la excusa de la crisis financiera internacional, se embarcó en una vorágine de gastos sin precedente en la historia reciente de Costa Rica. Aun cuando los ingresos fiscales del Gobierno central se contraían en 2 puntos porcentuales del PIB a raíz de la crisis económica, la Administración Arias disparó el gasto público del 15,7% del PIB en el 2007 al 19,8% en el 2010. Según un informe de la Cepal, Costa Rica fue el país de América Latina que más aumentó el gasto público en el 2009. Un reportaje de El Financiero a inicios del año encontró que el segundo Gobierno de Oscar Arias ha sido el más gastón en las últimas dos décadas.
¿En qué se fue todo ese gasto? ¿En proteger a los pobres de los efectos de la crisis? No es así. En el 2007 el número de hogares pobres representaba un 16,7% del total, pero para el 2010 dicha cifra había aumentado al 21,3%. La misma Cepal señaló que “Costa Rica se destaca como el único país, entre aquellos para los que se cuenta con información, en que los indicadores de pobreza y de indigencia tuvieron un deterioro visible en 2009, cuando aumentaron 2,5 y 1,4 puntos, respectivamente”. De tal forma, Costa Rica fue el país latinoamericano que más aumentó el gasto público a raíz de la crisis y, al mismo tiempo, es el que vio aumentar la pobreza de manera más significativa. No solo eso, el mismo informe indica que al año siguiente América Latina había vuelto a los niveles de pobreza previos a la crisis. Lo mismo no se puede decir de Costa Rica.
¿Se fue el dinero en mayor seguridad? Definitivamente no. En el 2006 la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes era inferior a 8, pero para el 2010 había subido a 11,3, la más alta en la historia de Costa Rica. El expresidente Arias acusó el problema de inseguridad a la “percepción” de los costarricenses, y señaló que, si nos comparamos con El Salvador –el segundo país más violento del mundo– “la verdad es que estamos muy bien”.
¿Se fue el dinero en mayor infraestructura? Tampoco. Las dos principales obras inauguradas (antes de tiempo, vale señalar) por el expresidente Arias se construyeron bajo la modalidad de concesión de obra pública, es decir, con capital privado. Más bien, a raíz de la tragedia del puente sobre el río Tárcoles en donde murieron cinco personas, descubrimos casos como el de la Dirección de Puentes del MOPT, que durante el Gobierno de Arias había gastado ¢13.535 millones en “asesorías de puentes” sin que hubiera arreglado uno solo. Peor aún, en los últimos meses de la Administración Arias los costarricenses fuimos testigos de la folclórica imagen del presidente inaugurando obras inexistentes, al punto que una broma en redes sociales decía que el principal reto de la presidenta Chinchilla era construir las obras que Óscar Arias había dejado inauguradas.
Entonces, ¿en qué se fue el dinero? En mayor burocracia. Durante la segunda Administración Arias Sánchez el número de empleados públicos aumentó un 20%. Tan solo el año pasado, de cada 4 empleos creados en el país, 3 fueron en el sector público. Y no solo creció la burocracia, sino que también hubo una “maratón” de aumentos salariales en todo el aparato estatal, como señaló recientemente La Nación. He ahí las razones por las cuales Costa Rica se encuentra hoy en una situación fiscal tan precaria.
Situación de la CCSS. Basta con ver la grave situación financiera de la CCSS para darnos cuenta que la irresponsabilidad fiscal no se limitó al Gobierno central durante la última Administración Arias. Según una auditoría de la Organización Panamericana de la Salud, en los últimos 5 años la planilla de la CCSS creció en casi un 30% y, aun así, durante ese período disminuyeron la cantidad de cirugías, consultas e internamientos hospitalarios. Al explicar las razones del aumento insostenible en su planilla, el Departamento de Contaduría de CCSS señaló que fue la institución la que “generó el empleo creado a la fuerza por el plan Escudo impulsado por la administración Arias”.
Hace 3 años, Costa Rica contaba con un superávit fiscal. Hoy el Gobierno tiene que pedir prestado casi ¢1 de cada ¢2 que gasta. El Gobierno se está endeudando hasta para pagar salarios y pensiones.
Hoy más que nunca se ha vuelto profética aquella frase que Óscar Arias nos regaló en el 2005 durante la campaña presidencial: “Si a mí me dieran una pulpería para administrarla, lo más seguro es que la quiebro”.
Juan Carlos Hidalgo es coordinador de proyectos para América Latina en el Cato Institute en Washington, D.C.