La Habana. El legendario Compay Segundo subastó este sábado su sombrero por $17.500 (¢5,6 millones) ante un distinguido auditorio de fumadores de puros en La Habana, cantó su emblemático Chan-chan e hizo hasta que el presidente Fidel Castro tarareara su guaracha.
El nonagenario artista cubano propuso la oferta como parte de una subasta de humidores y cajones de tabacos realizada en el Cabaret Tropicana de La Habana, ante empresarios de una cuarentena de países que pagaron $500 (¢160.000) por el cubierto.
La subasta, práctica poco habital en Cuba, incluyó ocho lotes de puros firmados por Castro, generó $607.500 (194,4 millones) para el sistema cubano de salud pública y permitió que Compay Segundo hiciera disfrutar al auditorio con sus voz y sus anécdotas.
El cantante y compositor volvió a hablar de sus intercambios con el papa Juan Pablo Segundo en Roma, se mostró satisfecho por subastar su sombrero y mientras rasgueaba su guitarra hizo que Castro poco dado a las guarachas tararera sonriente el Chan-chan , la canción cubana más difundida en estos momentos.
Más famosa que Guantamera
Es tan famosa la tonada, que entendidos afirman que sobrepasó el imapcto de la emblemática Guajira Guantanamera y según Compay ahora "en Francia, cuando van a brindar, en vez de chin-chin, dicen chan-chan" .
Compay Segundo cantó el lunes pasado en la inaguración del festival de la capital cubana, en el que se disfrutó del mejor habano del mundo y se habló de su futuro, y se sintió orgulloso de su amor por el buen tabaco.
Beber "caldo de cogote de carnero", contar con una "mujer amada", disfrutar de un "traguito de ron" y de un "buen puro" son parte de los hábitos de este hombre, que comenzó a fumar con su abuela desde los 14 años de edad.
Máximo Francisco Repilado Muñoz tiene cinco hijos ha dicho que alcanzó su fama a partir de 1995, cuando el músico español Santiago Auserón editó la antología de Compay Segundo, aunque admitió que el boom lo logró con el Grammy de 1997, por el disco Buena Vista Social Club.
Allende la isla
Y es tal el alcance internacional de este artista, que solo con aparecer en el escenario del Cabaret Tropicana los aplausos llegaron atronadores desde personalidades tan distantes de la isla como la griega Mery Bally, quien pagó $90.000 (¢28,8 millones) en la subasta por un humidor y fosforera Trinidad, o Fayek Zayani, de Baherin, quien desmbolsó $65.000 (¢20,8 millones) por el sello Cuba con Mechero, de la firma francesa St. Dupont.
El italiano Roberto Disierio, sin embargo, fue quien se quedó con el sombrero de Compay Segundo, este anciano vital seleccionado en el festival Hombre Habano del 2000, distinción que alcanzaron entre otros el empresario español Gregorio Socarrás y el comerciante chipriota George Ferre.