Por Alberto Pepe Leira
Montevideo, 26 feb (EFE).- El final del gobierno de Jorge Batlle en Uruguay, con la entrega de la presidencia al socialista Tabaré Vázquez el próximo 1 de marzo, pone fin a una larga dinastía presidencial de cuatro mandatarios familiares en 140 años.
Jorge Batlle es el último político de una familia catalana que llegó hace 200 años a Uruguay desde las costas de Sitges, y que ha tenido una presencia constante en la política uruguaya, iniciada por Lorenzo Batlle, que gobernó el país entre 1868 y 1872.
Luego siguió su hijo José Batlle y Ordóñez, en 1899, tío abuelo del actual mandatario, quien finalizó su segunda presidencia en 1915, período durante el cual colocó a Uruguay entre las naciones más progresista de América del Sur y fue considerado el "fundador del Uruguay moderno", tras encabezar y culminar una profunda reforma tanto política como social y económica.
El tercer miembro de la familia que llegó a la presidencia fue Luis Batlle Berres, padre del ahora saliente mandatario, quien gobernó entre 1947 y 1951 y, años después, entre 1955 y 1956, titular del Consejo de Gobierno.
Jorge Batlle, tras varios intentos electorales fallidos desde 1966, finalmente accedió a la Presidencia de Uruguay a los 73 años de edad, en el 2000, tras vencer en la segunda vuelta, apoyado por el Partido Blanco, al socialista, que ahora le sucede.
Al asumir el mandato, el cuarto Presidente Batlle, advirtió que llegaba al poder en "un momento muy difícil" con un mundo "caracterizado por la creciente globalización, las regulaciones, los monopolios, los oligopolios y los mercados protegidos".
El futuro previsto le llegó muy tempranamente en lo que definió como "el año de las siete plagas".
En el primer año de su mandato afrontó la subida de los precios del petróleo, del que Uruguay es absolutamente dependiente, la caída del euro y de los precios del arroz y la lana.
Poco después, un brote de fiebre aftosa del ganado, contagiado desde Argentina, le hizo perder al país la condición de 10 años de libre del mal y 650 millones de dólares de exportaciones.
A la situación negativa se agregó la crisis bancaria de 2002, durante el corralito argentino, donde el sistema financiero uruguayo perdió el 47 por ciento de los depósitos y el país 3.170 millones de dólares de reservas internacionales.
Con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del presidente estadounidense George Bush, por gestión personal de Batlle, Uruguay logró un blindaje internacional de 3.500 millones de dólares para superar la crisis más rápidamente de lo esperado.
La solución generó una política de austeridad de gasto y de estricta responsabilidad fiscal, y socialmente desembocó en un desempleo que alcanzó al 20 por ciento y el consiguiente aumento de la pobreza.
Tras el año turbulento, su gobierno logró para Uruguay un exitoso canje de la mitad de su deuda exterior de 12.000 millones de dólares.
Personalmente, el mandatario encaró una activa política comercial internacional y conquistó los mercados de Canadá, EEUU y, en menor proporción, México, para las carnes y los productos lácteos.
En 2004 el país creció el 12 por ciento del PBI, tras 4 años de recesión y proyectó un 7 más para 2005.
Sin embargo, Jorge Batlle, deja el gobierno con la insatisfacción de la mayor parte de los ciudadanos, reflejada en el castigo en las elecciones que le relegaron al tercer lugar a su partido Colorado, con sólo 3 senadores en 31 y 10 diputados en 99 en la Cámara de Representantes. EFE
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