Una nueva zona franca se empezará a construir a fines del presente año en la región de Pavones de Turrialba, gracias a la inversión de la empresa norteamericana CONAIR, que, a su vez, instalará su segunda planta manufacturera en el país.
La compañía, que elabora productos electrónicos y una de las principales fabricantes de secadoras de pelo de Estados Unidos, se instaló en Costa Rica en 1989 en el Parque Industrial de Cartago como la primera estación experimental de la empresa fuera de EE.UU.
Según manifestó el gerente general de la firma, Francisco López Trigo, en el último trimestre de este año iniciarán los trabajos de movimiento de tierras para que la construcción arranque en 1997 y ya en junio la planta inicie operaciones.
"La decisión de la empresa para establecer una segunda planta se debe, sobre todo, a la calidad de la mano de obra costarricense, pero también a la tranquilidad del país y la actitud positiva hacia la inversión", manifestó López.
En ese sentido, Costa Rica ofrece una serie de incentivos para los inversionistas que se decidan a operar bajo el régimen de zona franca. Entre ellos, la exoneración de impuestos a la exportación y sobre la renta, libre tenencia y manejo de divisas y facilidades para realizar los trámites requeridos.
A pesar de que CONAIR ganó el año pasado un concurso público para establecer la zona franca de Turrialba, el último empujón para cerrar el trato fue la conversación de negocios que mantuvieron el presidente José María Figueres y el ministro de Comercio Exterior, José Rossi, con el propietario de CONAIR, Lee Rizzutto, en Washington, a fines de setiembre.
Para Rossi, la noticia tiene un gran significado para el Gobierno porque es una muestra de lo exitoso que ha sido el proyecto de CONAIR, que actualmente cuenta con 2.000 empleados.
"La empresa está ayudando al país a traer más inversión y eso no lo harían si no estuvieran totalmente convencidos y satisfechos por su experiencia en el país. Es el primer caso que un empresario va más allá y se convierte en promotor de inversiones", manifestó Rossi.
El proyecto, que consta de dos etapas (véase recuadro aparte) también prevé la construcción de un centro de formación industrial del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
- El proyecto en breve
Inversión inicial: $12 millones (unos ¢2.568 millones)
Empleados: 300 el primer año, 600 el segundo y 900 el tercero (solo de la empresa CONAIR). En la segunda etapa se prevén 3.000 empleados.
Primera etapa: 40.000 metros de construcción. Area prevista para aduanas, un banco y para dos o tres empresas más (ya se iniciaron los contactos con firmas que serían suplidoras de CONAIR). Los espacios se venderán o arrendarán.
Segunda etapa: El terreno se ampliaría a unas 50 hectáreas en un período de 1 ó 2 años con posibilidades para que se establezcan nuevas compañías.
Viraje productivo: La nueva planta de CONAIR diversificará su proceso productivo (que actualmente se centra en las secadoras de pelo). En Turrialba se producirán nuevos productos como secadoras para salones de belleza, máquinas para dar masajes, cepillos de dientes eléctricos y rizadores de cabello.
Fuente: Francisco López Trigo, gerente general de CONAIR.