BRIGADA 49
(LADDER 49)
Estados Unidos, 2004.
Dirección: Jay Russell.
Guion: Lewis Colick.
Fotografía: James L. Carter.
Música: William Ross.
Montaje: Bud S. Smith.
Elenco: Joaquin Phoenix, John Travolta, Jacinda Barrett.
Duración: 105 minutos.
Los bomberos no solo apagan fuegos; sobre todo, salvan vidas y bienes. Esa es la idea argumental sobre la que se basa el filme Brigada 49 (2004), dirigido por Jay Russell (Arkansas, 1960), conocido productor y realizador de la serie titulada Amazing America , de Discovery Channel.
Pareciera que esta película trata de ser una puesta más del llamado cine de desastres, con incendios quemantes a todo fuego, como lo fue aquel clásico titulado Infierno en la torre (1974, de John Guillermin e Irwin Allen). Sin embargo, la verdad, más bien es un análisis interesante de la conducta de esos hombres que hacen del servicio a los demás, una vocación.
Su premisa es que para ser bombero hay que tener un don. Habla del sacrificio personal como clave para apagar fuegos y salvar vidas: ser bombero es un riesgo guerrillero, una actitud apostólica o un arte de vida ante el peligro. En Brigada 49 no asoma el bombero atómico cantinflesco.
No hay duda: el filme es un homenaje al hombre aún más humanizado en un bombero, a quien la sociedad le debe más de lo que le paga. Por eso, no solo lo vemos en su asedio heroico contra el fuego, en su riesgo para salvar a otra persona, sino también en su vida cotidiana en la estación de bomberos: con los buenos momentos y las contradicciones de la camaradería.
También lo vemos en los dilemas familiares que comporta su oficio. Así, cuando el filme se ubica en los momentos de acción y en las situaciones de peligro, estamos ante las secuencias mejor realizadas, las más intensas y convincentes. Cuando muestra a sus personajes para indagar en sus personalidades, asume rasgos valiosos del psicologismo: es un estudio sobre lo que significa ser bombero para el bombero mismo.
Donde más falla la película es al entrar a la vida familiar del bombero (como personaje): resulta filme un tanto sentimentalón, de emociones facilonas cercanas a un telefilme Disney, sin evitar una solapada apología del concepto de familia más convencional dentro del apodado “american way of life”.
En todo caso, no podemos negar que todo eso junto, positivo o negativo, es lo que le da a la película su sentido de realidad. Anotemos, para esto, la buena actuación de Joaquin Phoenix y, además, la de John Travolta como su soporte. Phoenix “arma” bien un personaje a quien no le está garantizada la palabra “mañana”.
Si usted siente que algunas secuencias (con sus imágenes) son previsibles, se justifica porque las vidas de estos héroes anónimos no intentan ser extraordinarias ni la gente común las ve así. Ellos “solo” salvan vidas y apagan llamaradas hirvientes para beneficio de los demás. Los demás somos nosotros, que nos quejamos al quemarnos con un culito de candela, si la sopa está caliente o nos acalora el asador que nos da la carnita para el whisky.