Por lo visto, el cine francés está dispuesto a hacer copias al carbón de lo que ofrece ahora Hollywood en la onda “gore” (cine sanguinolento y de vísceras tasajeadas, que nunca es visceral, porque no son películas emocionalmente intensas). Esto debemos repetirlo hoy a propósito del estreno del filme La frontera del miedo (2008), escrito y dirigido por Xavier Gens.
En efecto, esta es otra cinta que está hecha en serie, pero no en serio, donde la frontera tal del miedo puede ser Texas con masacre de adolescentes o la versión número no sé cuál de los juegos sucios del miedo ( Saw ), con serrucho o sin él.
Lástima que el guionista y director –Xavier Gens– no conozca la frase del emperador romano Tiberio, al señalar la falta de escrúpulos de sus ministros en el cobro de impuestos: “A las ovejas se las puede esquilar, pero no despellejar”; si algo pierde Gens con esta su película, es el control del argumento por andar repitiendo imágenes groseras, asquerosas y rojas de tanta sangre con harta violencia.
Básicamente, la historia es la misma de otro montón de filmes “gore”: los jóvenes que llegan a un lugar donde son víctimas de la crueldad superlativa de los lugareños. El tratamiento que le da Gens al relato tampoco se sale de lo acostumbrado, donde se confunde celeridad en el ritmo con innecesaria agitación en el encuadre o en el plano visual.
Pareciera que el guion es solo una excusa para ejercitarse en el uso desmedido de la cámara y del montaje. Todo es derroche de tecnología, aunque el director se da un aire intelectual, progresista, de izquierda, pedante o bien intencionado (no lo sé) al ubicar tal desmadre psicopático con el triunfo de la derecha política en Francia.
En ese ambiente, con la derecha en el poder político, los grupos neonazis encuentran espacio para practicar su barbarie torturadora. Con malas actuaciones, ni eso salva al filme que, definitivamente, se le va de la mano Xavier Gens. A mí no. Por eso le pongo la calificación más baja y lo apunto como filme incoherente e innecesario.