Furia en dos ruedas (Torque) Estados Unidos, 2004. Dirección: Joseph Kahn. Guion Matt Johnson Montaje: David Blackburn y Howard E. Fotografía: Peter Levy. Música: Trevor Rabin. Elenco: Martin Henderson, Ice Cube, Monet Mazur. Duración: 81 minutos.
La imagen inicial de la tortuga, entre motores listos a soltarse en velocidad, es muy buena. Nada más. Luego salta la adrenalina a pura acción y reacción, o sea: lo que denominan par de torsión o torque.
Pues bien. Torque es el título en inglés de una película que aquí se llama Furia en dos ruedas, con un ritmo más agitado que soñar con panteras, con una música más escandalosa que oír a la ultra saprissista y con imágenes más frenéticas que tener mareos con estimulantes.
Es una película de primerísimos planos para acentuar martilleos visuales y auditivos, tanto que uno siente retortijones en el cerebro. Los actores, por su parte, parecen figuras escultóricas de las que vemos en los cementerios.
Entre el público, algunas chicas suspiran por la guapura del actor Martin Henderson y algunos tipos por la belleza descarada de la actriz Monet Mazur. Los críticos ponemos cara de que eso no importa: pura hipocresía.
Por otro lado, está el argumento del filme (si es que lo tiene), que se lo llevan el ruido y los efectos visuales, en medio de la truculencia para darnos una cinta de acción después de los 200 kilómetros por hora. Pamplinas.
La tal furia, esa del título de la película, no tiene coherencia interna. Más que en dos ruedas, parece una furia en dos ostras podridas. De pronto, la película nos da risa, aunque no sea esta su voluntad. Es un humor involuntario: tan mala resulta la trama, que terminamos divirtiéndonos con sus tonteras y exageraciones.
No solo se trata de motos, motores y "moteros" en contra de las leyes de la física, sino de tipos que escupen en ella con violencia arbitraria.
La película muestra ese desmadre con la ayuda de un montaje propio de aquelarres. Así de caótico: más pensado para un apocalipsis que para una película.
Hay escenas motorizadas de todo tipo. Se inician y terminan sin causa alguna. Suceden tan igual en el desierto como en carretera, en el techo de un tren en marcha como en un bosque apretado de árboles.
Lo cierto es que esta cinta pretende emular el estilo rápido y furioso de anteriores filmes de autos. Ahora, con motos modificadas, se desinfla.