INAUGURACIÓN XVII FESTIVAL DE COREÓGRAFOS. Coreografías: Tres caras de la luna, Cora Flores; Atávicos, Jorge Hernán Castro; Bosnia, Cristina Gigirey. Bailan: Danza Abend, Conservatorio de Castella,
Miércoles 6 de Diciembre del 2000. Teatro Nacional, 8 p. m.
En su XVII convocatoria, el Festival de Coreógrafos Graciela Moreno, organizado por el Teatro Nacional ofreció como espectáculo inaugural tres coreografías.
La primera obra Tres caras de la luna es creación de la bailarina mexicana Cora Flores, invitada especial a la presente edición y fue interpretada por Danza Abend.
Tres caras de la luna es un quinteto compuesto principalmente para mostrar la línea de las danzantes. En él se pueden apreciar diferentes cualidades de movimiento, especialmente el ligado. Las notas musicales de Joaquín López Chas son ilustradas por los diseños de Flores, los cuales fueron ejecutados con firmeza por el conjunto Abend. Las luces sobre el ciclorama sutilmente recordaron las fases del satélite.
Atávicos de Jorge Hernán Castro e interpretada por un grupo del Conservatorio de Castella puso la nota colorida del programa por sus ritmos y energía.
La propuesta de movimiento combinó elementos de la técnica formativa como Jettes y arabesque articulados con ricas ondulaciones de caderas y torso. El conjunto de jóvenes bailarinas realizó las secuencias con precisión, limpieza y frescura. Sin embargo, la obra tiende a ser reiterativa, especialmente en las secciones de grandes grupos en las que se siente la falta de síntesis. El creador saturó al espectador desaprovechando las interesantes combinaciones rítmicas logradas.
En la tercera parte del programa, Cristina Gigirey, presentó Bosnia , obra que posee el tema de mayor profundidad de noche. El elenco de Danza Abend, en esta oportunidad, contó con el acompañamiento de los actores Luis Fernando Gómez, Eugenia Fuscaldo, María Steiner y Alvaro Marenco quienes pronunciaron frases alusivas a la irracionalidad de la guerra.
Siempre dentro de su estilo secuencial, Gigirey creó imágenes fuertes y emotivas que fueron reforzadas por la música de Mikis Teodorákis. Austera en el movimiento expresivo, reiterante en la forma y severa en la luz, Bosnia no llega a plantear el tema en su magnitud.
Más que una obra terminada, ésta, podría decirse que es el prólogo de un espectáculo. Toda vez que los textos utilizados por los actores presentaron mayor fuerza que la planteada en las secuencias de movimiento. Asimismo, el personaje de blanco (Marenco) apenas fue esbozado.
Vale destacar que las dieciocho bailarinas se movieron al unísono convincentemente y lograron emocionar a la audiencia.
El diseño de luces de las coreografías estuvo a cargo de Telémaco Martínez quien supo darle a cada una de las tres propuestas la iluminación adecuada.
Llama la atención que en esta fiesta de coreógrafos los extranjeros no acudieron como en otras oportunidades, razón por la cual, este año el encuentro no es internacional.