La coreógrafa y bailarina Henriette Borbón , quien desde hace más de una década fundó y dirigió Danza Introspectiva Independiente nos presentó su última producción coreográfica denominada como Krise y anunció su nueva agrupación Vitral, siempre en el ámbito de la producción independiente.
La obra está motivada por la crisis que sufre el ser humano, durante su existencia, y la necesidad de luchar y transformarse. Para exponer este tema, muy tratado en la danza, Borbón recurrió a construir las imágenes típicas de su estilo, las cuales están llenas de movimientos periféricos y con variaciones en las dinámicas corporales.
Aunque Vitral es un nuevo grupo, para Krise , la coreógrafa trabaja al lado de antiguos colaboradores como es el caso de los responsables de la plástica escénica y la composición musical.
La intervención del espacio y la escenografía es un trabajo más del experimentado arquitecto Carlos Schmidt y la música es una creación original de Isabel Guzmán. Ambos elementos son fundamentales en la puesta, ya que contribuyen a subrayar el ambiente en el que se desempeñan los bailarines.
Guzmán, en el piano, voces y cuerdas, creó una partitura llena de momentos intensos que remarcaba el dramatismo que viven los personajes. Y Schmidt, de manera abstracta, ilustró el escenario y puso a los bailarines a completar el dibujo en la pared.
En general, el diseño de iluminación resultó adecuado; sin embargo, se dejaron algunas zonas importantes en la oscuridad, especialmente porque dificultaba seguir las secuencias que los bailarines realizan en las torres de cada extremo del escenario, cuando estos se refugiaban en soledad.
Por su parte, Borbón asumió el diseño del vestuario en tonos de gris y negro, con un estilo algo casual y funcional, que permitió observar los ágiles y esbeltos cuerpos de los danzantes.
El elenco de Vitral está constituido por Adrián Figueroa , Andrea Vargas, Natalia Herra, Metzi Hovenga y Mariana Baltodano (ausente en esta función).
El cuarteto que interpretó Krise , cumplió a cabalidad ante la desafiante propuesta de movimiento que impuso la autora, la cual requiere de sincronía, buena técnica y mucha energía. Los bailarines lograron recrear a seres atormentados, casi condenados como Sísifo , quienes reconstruían su destino permanentemente.
Durante la coreografía, en el ámbito de la interpretación, le percibí al trío femenino (Vargas, Herra y Hovenga) más proyección que a Figueroa.
En la composición, la coreógrafa supo aprovechar los niveles de la sala, lo cual le permitió a romper cierta simetría en las resoluciones espaciales.
Me agradó el solo ejecutado por Natalia Herra. Esta bailarina mantiene el equilibrio entre lo corporal y la interpretación, sin salirse del personaje.
Finalmente, es estimulante ver que una agrupación independiente debuta con buen nivel técnico y con una propuesta que pondera la investigación del movimiento en función de una idea. Esto demuestra que el medio dancístico sigue creciendo y a pesar de la crisis, se pueden ver creaciones de calidad.
A los miembros de Vitral les deseamos larga vida escénica y quedamos a la espera de sus nuevos trabajos.