Revivo en la memoria de muchos el título de aquellas famosas películas denominas western spaghetti que en la década 1960 dieron a conocer la figura de Clint Eastwood. El título de esta crítica corresponde a una de las películas más famosas de la serie. Las balas, en el caso del concierto, fueron de frío y de frecuencias de onda corta coladas en la amplificación.
Antes de avanzar en cada capítulo titular me permito un vuelo rasante por el fenómeno de masas al que un grupo como Black Eyed Peas corresponde.
Primero el rap , luego el hip hop y finalmente la fusión del hip con cuanta cosa ha querido, han generado dos facetas dentro de un mismo estilo que produce millones de millones de dólares a la industria del entretenimiento global.
Apunto dos facetas muy fáciles de comprender: hip hop pésimo, horroroso y aburrido como producto y hip hop buenísimo, creativo e ingenioso como forma musical.
El grupo Black Eyed Peas pertenece, dichosamente, al segundo orden y cuenta además con uno de los compositores más influyentes del momento, el señor Will.I.Am. Él es uno de los pocos que define por dónde va la cosa en asuntos de estilo en el mundo del hip hop y del black dance . En mi opinión, es todo un honor el haberlo visto y oído.
Lo bueno. El show , en su totalidad, es de lo mejor que se ha visto en ese estadio. Dinámico, ajustado en los tiempos, en la continuidad escénica, motivador, con luces precisas y pocos efectos bien utilizados. En lo particular me encantan los cambios de vestuario y los realizados por BEP fueron excelentes.
El espectáculo estuvo dividido en unidades y cada uno de los integrantes del grupo nos entregó algo de lo suyo.
Fergie encantó y la primera coreografía con dos bailarinas simplemente fue exquisita. Sus vueltas gimnásticas, mientras cantaba, desde luego que fueron apoyadas por un playback , truquillo necesario para no perder la compostura vocal. ¿Cómo, no lo sabían?
Lo malo. ¡Qué bueno que no lo digo yo! Entre los colegas de los medios y varios conocidos que me encontré el comentario fue unánime: ¡Qué sonido de porquería! Lástima, en verdad, que una frecuencia se colara entre la de los micrófonos inalámbricos que pertenecían a los gringos y, por lo tanto, los sonidistas locales no pudieron cambiarlos. Será que el agotamiento y el hecho de ser el último concierto de la gira son factores que insensibilizan a los técnicos, porque los soniditos insoportables nos acompañaron hasta el último minuto.
Lo malo. La famosa zona VIP solo sirve para subirse en las sillas y tapar al resto de la gramilla. Aparte de platudos, egoístas. ¿No sería mejor, pregunto, crear un dance floor y que la gente baile libre y feliz? Hay otros conceptos de VIP. Les doy otra idea y gratis: Todos de pie, con algunas mesitas cocteleras y servicio de meseros.
La verdad es que no entiendo para qué tanta silla si no sirve para sentarse. Pero lo más feo de lo feo de la noche, para este crítico, fue escuchar a Will cantando La Gasolina, aunque fuera un minuto.
Me gustaría que los Black Eyed Peas regresaran a presentar su nuevo material pero cruzo los dedos para no ser de los últimos de la lista y que no haya sillas donde la gente se suba y me “friegue” hacer el trabajo.