ORQUESTA SINFÓNICA NACION (OSN). Irwin Hoffman, director titular. Temporada de Conciertos Especiales 2001. Concierto Especial Jóvenes Solistas: Eduardo Solano, Ismael Pacheco, Sergio Sandí, Daniel Castro, pianistas; Esteban Rojas, contrabajo; Catalina Calderón, violonchelo; Carmen María Alfaro, marimba.
Auditorio Nacional. Viernes 1° de junio. 8 p. m.
Entre los aciertos debidos a la ilustrada guía musical del director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), maestro Irwin Hoffman, se encuentra la reanudación, en marzo de 1999, de los conciertos especiales dedicados a los ganadores del Concurso Jóvenes Solistas, que se habían suspendido inopinadamente varios años atrás.
Estas presentaciones, como la efectuada el viernes, en el Auditorio Nacional, sirven de estímulo para los premiados y, a la vez, ponen de manifiesto el estado de la pedagogía musical en el país.
Sin embargo, la medida de prohibir la participación de ganadores anteriores me ha parecido equivocada porque, al limitar la valoración equitativa del merecimiento, atenta contra el fomento de la excelencia que debe orientar los fines de una competencia musical.
Es probable que esa sea también la causa de la desproporcionada distinción de cuatro pianistas, entre siete laureados, en menoscabo de los instrumentos propios de la orquesta, sobre todo maderas y metales.
Los pianistas abrieron y cerraron ambas mitades del programa. En la primera, Eduardo Solano (N. 1985) captó bastante del humor travieso del allegro inicial del Concierto para piano y orquesta N° 2, en Fa, opus 102 , de Shostakóvich, e Ismael Pacheco (N. 1989) algo de la grandiosidad del primer movimiento del Concierto para piano y orquesta N° 5, en Mi bemol, opus 73, Emperador , de Beethoven. En la segunda, Sergio Sandí (N. 1985) se escuchó suficientemente suelto en Rhapsody in Blue , de Gershwin, y asimismo Daniel Castro (N. 1984) en el movimiento inicial del Concierto para piano y orquesta, en Re bemol , de Jachaturián.
Los jóvenes son estudiantes del Instituto Superior de Artes y del plan piloto de la Escuela de Música de la Universidad Nacional (UNA), Heredia. Todos evidenciaron aptitud y talento para el teclado y demostraron apreciable desarrollo técnico e interpretativo.
Empero, salvo en Pacheco, noté en ellos la tendencia a levantarse continuamente del banquillo, quizá para potenciar el sonido, mas este mecimiento constante se volvió una especie de tic molesto y poco estético, aparte de inconveniente desde el punto de vista de la relajación psico-física. Además, Sandí torció la pierna y el pie izquierdo bajo el banquillo y se apoyaba en ellos de modo tal, que me hizo temer por su salud muscular.
Encima, pese a la aprobación indudable de los oyentes, mantengo serias reservas acerca del beneficio didáctico y artístico de interpretar en público el Emperador a tan tierna edad.
La primera mitad se completó con el Concierto para contrabajo y orquesta en La , de Dragonetti, y el Concierto para violonchelo y orquesta, en Do, Hob. VIIb 1 , de Haydn, interpretados, en el mismo orden, por Esteban Rojas (N. 1980) y Catalina Calderón (N. 1980), principales en sus respectivos instrumentos de la Orquesta Sinfónica Juvenil. La segunda, con la Fantasía sobre xilografías japonesas, opus 211 , de Hovhanness, ejecutada en la marimba por Carmen María Alfaro (N. 1981).
La musicalidad y prestancia de los desempeños de las señoritas Calderón y Alfaro me proporcionaron el disfrute mayor de la función. En particular, Alfaro obtuvo sonoridad distintiva de la marimba, timbres ora tenues y sugerentes ora recios y percutivos, articuladas graduaciones dinámicas dentro de las frases y descollante precisión rítmica.
A lo largo del concierto, el acompañamiento de Hoffman y la OSN se mantuvo cumplido y dispuesto. La asistencia numerosa aplaudió con entusiasmo a todos los jóvenes solistas.