EL DIN DON. (Le dindon). Tres actos de Georges Feydeau. Traducción y adaptación libre: Claudia Barrionuevo. Presentación de la Compañía Nacional de Teatro (CNT). Patrocinio: BCR - Arte. Elenco: María Orozco, Mariano González, Carlos Ovares, Carlos Alvarado, Juan Carlos Calderón, Rosita Zúñiga, Ana Saravia, Freddy Víquez, Moy Arburola, Roberto Zeledón, Marta Khrjanovskaia Rein, Ana María Barrionuevo, Stojan Vladich. Producción: Marielos Fonseca. Improvisaciones: Marta Khrjanovskaia Rein, piano. Tema musical: Bernal Villegas. Luces: Telémaco Martínez. Vestuario y utilería: Ana María Barrionuevo. Escenografía: Fernando Castro. Dirección: Claudia Barrionuevo.
Teatro de la Aduana. Domingo 26 de agosto. 8 p.m.
Las ingeniosas farsas y sainetes del francés Georges Feydeau (1862-1921) siguen complaciendo hoy al público tanto como en su tiempo, la belle époque , ese período luminoso de la vida artística y social parisina que va de la última década del siglo XIX hasta el comienzo de la Gran Guerra en 1914.
Los críticos contemporáneos del autor lo estimaban un simple fabricante de entretenimiento teatral ligero, por medio del producto humorístico llamado vaudeville . Actualmente, la crítica no alaba solo su pericia en el montaje del mecanismo de precisión que mueve los enredos, confusiones, encuentros imprevistos, réplicas inesperadas y reacciones sorpresivas particulares de este tipo de comedia, también considera a Feydeau agudo observador satírico de la simulación y amoralidad corrientes entre la burguesía adinerada de la época, y ve en el asombroso juego escénico de sus mejores farsas al precursor del teatro surrealista de los años 20 y 30, y del teatro de lo absurdo que surgió alrededor de los años 50 del siglo pasado. Para muchos entendidos, después de MoliËre, Feydeau es el más ilustre comediógrafo de Francia.
La traducción
En francés, dindon quiere decir pavo y, tratándose de personas, el vocablo connota algún bobo. El título contiene otras consideraciones semánticas, alusivas a aspectos del argumento o del personaje principal, pero ninguna prevaleció en El Din Don, nombre con que bautizó la pieza Claudia Barrionuevo, traductora y responsable de la puesta en escena estrenada recientemente por la Compañía Nacional de Teatro (CNT) en su sede de la Aduana. Como se entenderá, ese simple trueque en la grafía no significa nada en español ni se relaciona con algo propio o significativo de la obra.
No obstante, es justo admitir que el traslado de los parlamentos se oyó bastante coloquial e idiomático, a pesar de la insistencia de la señora Barrionuevo en prescindir del "tú", bien que a veces los verbos sí se conjugaban en segunda persona, omitiendo el pronombre. Según la traductora, el "vos" tico no venía al caso y el uso del "tú" le parecía una afectación en Costa Rica (¡pese a que la acción se sitúa en París de fines del siglo XIX!), así que escogió un "usted" generalizado.
Trama y montaje
En Le dindon el resorte de la trama es el correteo incesante de los personajes masculinos tras faldas ajenas, y las complicaciones y equívocos que suscitan los esfuerzos de maridos y esposas por ocultar o descubrir el adulterio.
El alcance cómico propio del género resulta, ante todo, de la aceleración creciente del movimiento escénico que, en los momentos culminantes, llega a adquirir un ritmo tan vertiginoso que no da tiempo al espectador de respirar. Esto se consigue mediante sucesivas entradas y salidas repentinas y encuentros intempestivos entre personajes que no deberían toparse.
Sin embargo, en el montaje de Claudia Barrionuevo, las secuelas hilarantes de las situaciones estuvieron mitigadas por la anchurosa disposición escenográfica (diseño de Fernando Castro), pues esta obligaba a los actores a desplazamientos prolongados que, a su vez, impedían el debido incremento en la velocidad de la acción, como se explicó indispensable para producir el efecto cómico específico del vodevil.
Fue una lástima, porque el desacierto malogró la eficacia de un montaje que, de otro modo, tenía méritos más que suficientes para provocar paroxismos de risa en los espectadores, sobre todo por las actuaciones atinadas del elenco.
Entre ellas, habría que destacar a Mariano González, galanamente desvergonzado como Pontagnac, el insistente donjuán de la farsa. Por igual, en el papel de Luciana, objeto de la libídine de Pontagnac y otros aspirantes, María Orozco se mantuvo provocativa en su ambigüedad entre candorosa y coqueta. También Carlos Ovares y Juan Carlos Calderón encarnaron sus personajes de modo creíble, aquel como Vatelin, el marido un tanto buenazo de Luciana, este como Rodillon, amigo libertino de Vatelin y cortejante de Luciana.
El resto del elenco dio buena cuenta de los papeles menores. El vestuario de Ana María Barrionuevo lució hermoso y apropiado, menos en el personaje de la prostituta, pero el exceso de tinte ámbar y la iluminación a menudo escasa de los rostros de los actores empañaron la eficacia de las luces de Telémaco Martínez.
Si bien no alcanzó su máximo potencial cómico, la puesta en escena de Claudia Barrionuevo del vodevil El Din Don (Le dindon) , de Georges Feydeau, provocó risas abundantes en el público que, el domingo trasanterior, recibió con palmas profusas el saludo de los actores.