Clarisa Rojas aún mantiene intacto el recuerdo del 8 de enero del 2009, cuando un terremoto le destruyó su casa, pero, pese a la adversidad, asegura que esto también le ha dejado grandes lecciones.
“A nadie de la familia le pasó nada y esa es una bendición. Toda esta situación ha servido, más bien, para unirnos más como familia, y eso nos ayuda a salir adelante”, dijo.
A pesar de que mantiene la esperanza, Rojas considera que hace falta más apoyo psicológico para los afectados, pues todavía no han logrado recuperarse del trauma del terremoto. Según ella, los niños y los adolescentes son los que más necesitan esa atención.
“Tengo un hijo de 14 años que no logra dormir bien. Se levanta cada cinco minutos para ir al baño en la noche y pasa intranquilo. El muchacho no es el mismo desde el terremoto. Él me dice que quedó muy afectado desde que tembló. Me recomendaron llevarlo con psicólogos, pero nosotros no tenemos plata para llevarlo. Cuando estábamos en los albergues, llegaron psicólogos que nos ayudaron mucho, pero después se fueron”, afirmó Rojas.
Lady Salazar, otra de las vecinas de Cinchona, también señala que el terremoto le hizo aprender varias cosas sobre la vida, pero considera que necesitan más apoyo de psicólogos para ayudarlos en su dolor.
“Se aprende mucho, porque uno ve que lo material no es lo único, y uno se aferra más a Dios.
“Los psicólogos nos ayudaron mucho durante los primeros meses, en los que hasta se hacían reuniones, pero no los he vuelto a ver”, agregó.
Ayer, gran parte de los pobladores de la vieja Cinchona se reunieron para conmemorar en una misa los dos años cumplidos tras el sismo.
El terremoto, de 6.2 grados, provocó la muerte de 23 personas y siete quedaron desaparecidas.
En la actualidad, se construyen 93 viviendas en la comunidad de Nueva Cinchona, ubicada en Cariblanco, donde se asentarán los pobladores el próximo mes.
Murillo asegura que hay reuniones grupales todos los meses y que los casos más severos de problemas psicológicos sí se atienden de manera individual.
“No se ha dejado solos a los afectados, y tenemos grupos de jóvenes y de ancianos. No a todos podemos darles atención individual, pero sí lo hacemos con la gente con problemas más serios. Los que perdieron familiares directos reciben atención individual”, comentó Murillo.
“Hay personas con problemas psicológicos que no se deben al sismo, pues venían desde antes, y otros no han querido aceptar la ayuda, pero los profesionales seguirán dando el apoyo”, añadió.