
Nueva York. National Geographic News. Durante siglos, los científicos han intentado resolver el misterio de cómo se trasladaron las colosales estatuas de piedra de la isla de Pascua. Ahora hay una nueva teoría... y es buena.
Los gigantes pétreos de varias toneladas de peso recorrieron 18 kilómetros desde la cantera donde fueron tallados la mayoría, sin el beneficio de ruedas, grúas o incluso animales grandes.
Los científicos ya habían probado muchas ideas, pensando que los isleños debieron haber usado una combinación de rodillos y trineos de madera y sogas.
Ahora, a un par de arqueólogos se les ha ocurrido una teoría: tal vez las estatuas, conocidas como moái, fueron “creadas para moverse” paradas con balanceo, usando exclusivamente mano de obra y sogas.
Terry Hunt, de la Universidad de Hawái, y Carl Lipo, de la Universidad del Estado de California, campus Long Beach, han trabajado estrechamente con el arqueólogo Sergio Rapu, miembro de la población indígena rapanui de la isla del Pacífico sur, para desarrollar su idea.
Han notado que las panzas grandes permiten que las estatuas sean inclinadas hacia el frente con facilidad, mientras que bases pesadas con forma de D pudieron haber permitido que sus manejadores mecieran las moái de un lado a otro.
El año pasado, en el marco de experimentos financiados por el Consejo de Expediciones de la National Geographic Society, Hunt y Lipo demostraron que, con tres sogas fuertes y un poco de práctica, solo se requerían 18 personas para maniobrar fácil y relativamente rápido una imitación de moái de tres metros de altura y cinco toneladas de peso durante varios cientos de metros. No se necesitó ninguna madera.
En esfuerzos previos para resolver el misterio, el ingeniero checo Pavel Pavel trabajó con el explorador y aventurero noruego Thor Heyerdahl y un equipo de 17 asistentes para impulsar un moái parado de cuatro metros de altura y nueve toneladas de peso con movimientos giratorios, manteniendo la estatua completamente parada todo el tiempo. Eso fue en 1986. Pero el equipo de Pavel dañó la base del moai y tuvo que parar.
Un año después, el arqueólogo estadounidense Charles Love y un equipo de 25 ayudantes erigieron un modelo de cuatro metros de alto y nueve toneladas de peso sobre un trineo de madera y lo movieron sobre rodillos hechos con troncos, haciéndolo avanzar 45 metros en dos minutos.
Mientras tanto, para muchos de los casi 2.000 indígenas rapanui de la isla de Pascua, descendientes de los colonos polinesios originales, la respuesta es simple. “Sabemos la verdad”, dice Suri Tuki, un guía turístico de 25 años. “Las estatuas caminaron”, agrega.