Dentro de un mes exacto, José Pablo Solís y Nelly Guevara estarán en Valencia junto a 108 músicos procedentes de todo el orbe sumidos en intensos ensayos. Prepararán el repertorio que los llevará por varias ciudades de España y China.
El, costarricense y contrabajista, ella hondureña residente en Costa Rica y violinista, fueron seleccionados para formar parte de la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales (Jeunesses Musicales World Orchestra-JMWO).
Con más de 30 años de existencia, la JMWO es uno de los proyectos más ambiciosos de Jeunesses Musicales International, una Federación de asociaciones con delegaciones y sedes en más de cincuenta países del mundo.
La orquesta nació cuando el canadiense Gilles Lefebvre consolidó la primera orquesta joven del mundo. Desde su fundación ha reunido a miles de músicos y ha contado con directores de renombre. Es la primer orquesta joven del mundo y la única mundial. Está formada por profesionales con edades entre los 18 y 28 años.
Guevara y Solís están listos y ansiosos para la experiencia que incluye dos giras. La primera de mes y medio de duración -del 1 de julio al 12 de agosto- los llevará por diferentes ciudades de España y China. La segunda, que será entre diciembre y enero, durará un mes y será por varios países de Europa. Holanda, Alemania, Austria, y otra vez España, ya son sitios confirmados.
Los músicos deberán estar en Valencia el primer día de junio para pasar por quince días de intensos ensayos. El primer concierto será el 14 de julio en el Auditorio Nacional, en Madrid. Después de dar conciertos en Alicante y Barcelona, volarán a la República Popular de China donde tocarán en Pekín, Hanzhou, Shanghai, Fuzhou, Shenzhen, Cantón y Hong Kong.
Escogidos. Pese a que Nelly y José Pablo son compañeros del Instituto, se enteraron de la convocatoria para formar parte de la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales, por vías diferentes.
A ella un amigo que vive fuera del país y que también atendió al llamado, la alertó. Él en cambio, la encontró navegando en Internet. En ese momento contaban apenas con un mes para mandar papeles.
"Teníamos que estudiar el repertorio que pedían y grabar un video de eso. Yo tuve la suerte de que ya lo había estudiado antes, así que nada más tuve que repasarlo", cuenta Guevara.
"Y yo por pura casualidad tenía tres meses de estar estudiando lo que pedían", cuenta Solís. "Tuvimos muchísima suerte. Algunos compañeros se desanimaron porque no conocían el repertorio y había poco tiempo para prepararlo", cuenta el contrabajista.
En abril recibieron la respuesta a sus esfuerzos: Nelly se enteró que sería una de los 30 violines de la Orquesta Mundial, y José Pablo, uno de los ocho contrabajos.
De los dos músicos solo Guevara había experimentado los nervios de tocar en orquestas juveniles que integran músicos de diferentes nacionalidades.
En 1997 fue seleccionada para tocar con la Orquesta Juvenil Iberoamericana, en Venezuela; en el 2000 tocó ´en el Festival Fosja, en Puerto Rico, un año después formó parte del Festival Nueva York MWF, y tocó con la Orquesta de las Américas en el 2002, 2003 y 2004. "Este año también me aceptaron en esta última, pero tuve que escoger y me decidí por la Orquesta Mundial de Juventudes Musicales porque es con músicos de todo el mundo y viaja por más países", responde.
José Pablo por su parte, cuenta que esta es su primera experiencia y que por lo tanto, está muy emocionado. "No solo por representar al país, también por el crecimiento que implica participar en una gira de estas, de conocer gente tan diferente y visitar tantos lugares", cuenta.
Bajo la dirección del español Josep Vicent, la hondureña y el tico interpretarán un repertorio "variado y complejo", detallaron los músicos.
Consagrada a la música de los siglos XX y XXI, la orquesta tocará temas de compositores como Prokofiev, Ravel, Adams, Turina, Shostakovich, Mossolov, Zheng Lu Ma Hongye, Markevitch, Ginastera, Bartok y Tschaikovsky.
Inicios. Hoy este par de músicos recuerdan entre risas sus comienzos, cuando a ella no le gustaba el violín y él no soportaba el contrabajo. "Empecé con el violín porque una profesora me dijo que lo tocara. Luego me pasé a la guitarra, mandolina y derivados, pero volví al violín y ahora me encanta", recuerda Nelly.
"Para mí el contrabajo era aburrido, tedioso, grande, pesado", rememora José Pablo. Los dos coinciden en que todo cambió el día en que ambos encontraron profesores que lograron motivarlos. Ahora ninguno cambia sus instrumentos por nada.
"Se han vuelto parte de nuestras vidas", coinciden este par de jóvenes que se acercan a sus instrumentos todos los días de la semana para estudiar. "Es la única forma de conseguir algo", afirma José Pablo, y a juzgar por el resultado, el esfuerzo ha valido la pena.