Los gritos y señalamientos fueron el plato fuerte ayer en el Congreso, en medio de una discusión de más de tres horas a raíz del desalojo en la madrugada de un grupo de 30 indígenas.
El enojo de los diputados se dio horas después de que los indígenas fueron sacados del Salón de Beneméritos de la Patria a la 1:58 a. m. de ayer y puestos en la calle, tras una protesta pacífica.
Los representantes de pueblos aborígenes exigían la puesta en discusión de un proyecto de ley que da autonomía a los 22 territorios indígenas.
Esta situación propició un fuerte enfrentamiento verbal entre José Roberto Rodríguez, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), quien incluso tuvo problemas médicos, y José María Villalta, del Frente Amplio.
Previo a la discusión entre estos diputados, el presidente del Congreso, Luis Gerardo Villanueva, debió tolerar más de una hora los gritos y recriminaciones de sus compañeros diputados, quienes exigían el uso de la palabra para pronunciarse sobre el desalojo de los indígenas.
Incluso, el acceso de la prensa a la Asamblea estuvo vedado.
“Hubo un problema de comunicación y de interpretación por parte de los miembros de seguridad, que interpretaron que los comunicadores son visitantes”, explicó la directora de prensa y protocolo, Karla Granados.
Mientras esto sucedía, a escasos metros de la Asamblea, frente al Parque Nacional, los indígenas seguían esperando una respuesta de parte del Poder Ejecutivo.
Sin embargo, la posición del Gobierno sería negativa.
La presidenta de la República, Laura Chinchilla, dijo ayer mismo, en la conferencia de prensa tras el Consejo de Gobierno, que el proyecto de ley de autonomía indígena no es una prioridad de su gobierno, y que no aceptará presiones de hecho como lo hicieron ellos.
Horas más tarde, en la Asamblea se extinguió el debate en medio de reclamos entre legisladores y los indígenas se fueron con las manos vacías.