Buenos Aires, 25 ene (EFE).- Un grupo de investigadores argentinos logró reconstruir la efímera vida de una colonia fundada en la Patagonia en 1780 por orden del Rey de España y llegó a la conclusión de que fue "un experimento social único", según indicó hoy el diario "Clarín".
Las ruinas de la colonia española de Floridablanca, que existió entre 1780 y 1784, se encuentran a 10 kilómetros del Puerto San Julián, en la provincia patagónica de Santa Cruz, de donde es el actual presidente de Argentina, Néstor Kirchner.
Arqueólogos del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y de la Universidad de Buenos Aires (UBA) trabajaron en las ruinas desde 1998.
Creada por el rey Carlos III, quien siguió las ideas reformistas de la Ilustración, la población de Floridablanca "tendió lazos de solidaridad con los indios tehuelches, a quienes nunca intentaron evangelizar", según indicó el grupo de investigadores, dirigido por Ximena Senatore, a "Clarín".
La colonia, declarada "lugar histórico nacional", formaba parte de un proyecto para defender la Patagonia de las ambiciones británicas y abrir en esa inhóspita región tierras cultivables al campesinado español.
"Sin embargo, los resultados muestran que se trató de un proyecto social, por el cual se fomentó la igualdad entre familias, el respeto por el otro y la agricultura como fuente de riqueza", sostuvo Senatore.
Los españoles que vivían en la colonia sembraban trigo y cebada con semillas repartidas en cantidades iguales a cada familia, además de poseer huertas y criar cerdos y aves de corral.
En 1778, el rey Carlos III mandó a colocar carteles de convocatoria para poblar la Patagonia, y las familias interesadas debían firmar un contrato por el cual aceptaban habitar en esta colonia que ocupaba una superficie de diez hectáreas.
A cambio, las familias recibían una casa, alimentos, una parcela de tierra, una yunta de mulas, cuidados de salud, semillas y herramientas.
Unas 1.900 personas de Castilla y León, Asturias y Galicia firmaron el contrato y llegaron a Argentina, pero sólo 24 familias fueron trasladadas hacia la colonia Floridablanca en la fragata San Carmen, en 1780.
Pero después de desembarcar, se hundió la fragata a escasos metros de la costa y perdieron gran parte de los víveres y animales que llevaban.
Antes de levantar sus casas de adobe, los flamantes habitantes de la colonia convivieron en el fuerte con funcionarios, carpinteros, albañiles, una tropa y un grupo de 30 presidiarios que prefirieron penar su condena en la Patagonia argentina, mientras trabajaban en la edificación de la colonia.
En total, eran 150 personas, pero durante el primer año, el mal denominado "escorbuto", producido por la falta de vitamina C, causó la muerte de un 20 por ciento de la población.
Al año siguiente, mientras los tehuelches les regalaban guanacos y hasta los dejaban participar de sus rituales, comenzaron a progresar económicamente y hasta aumentaron las edificaciones.
Sin embargo, las noticias de recuperación no llegaban a España y en 1871, el rey Carlos III, hijo del rey Felipe V y de Isabel de Farnesio, recibió informes de que las cosas no andaban bien en Floridablanca.
El virrey Juan José Vértiz tampoco consideraba que el desarrollo de la colonia merecía mantener los gastos que ocasionaba, por lo que el rey ordenó en 1784 trasladar a los colonos a Carmen de Patagones, más al norte en la costa argentina, y a Minas, en Uruguay.
También mandó quemar la infraestructura para que ninguna otra potencia la ocupase y, aunque, unos meses después el rey reconsideró la orden, Floridablanca ya era cenizas. EFE
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