Educadora, artista y escritora costarricense a quien debemos una admirable labor en el campo de la recuperación de las manifestaciones artísticas de nuestro pueblo, especialmente de las tonadas y canciones que se entonaban en Costa Rica en los últimos años del siglo XIX y principios del XX.
El escritor Alfonso Chase dice: "...ella se planta, por derecho propio, como una figura importante, cuyo principal aspecto a contemplar es su trabajo continuo, su interés por las razones políticas que se esconden debajo de la obra artística y para eso ella, admirable observadora, escribió, pintó, hizo grabado, investigó en las fuentes profundas de nuestra cultura popular, para tratar de darnos una visión planetaria de las relaciones entre obra de arte y conciencia política". Sus escritos, publicados en Repertorio Americano, Unidad, Trabajo, Libertad y Nueva Voz patentizan su posición ideológica y su preocupación constante por defender los valores culturales y democráticos de nuestra nación. Fue una de las fundadoras de la Liga Antifacista durante la guerra civil española, y después de la revolución de 1948 en Costa Rica, luchó por la creación de la Unión de Mujeres Carmen Lyra .
Nació En San José. Estudió en el Colegio Superior de Señoritas y se graduó de maestra Normal en 1921. Fue profesora de dibujo y pintura en la Escuela Metodista y en la Normal de Heredia, al tiempo que realizaba su obra pictórica propia en óleos y xilografías, e investigaba acerca de los colores y las formas utilizadas por los campesinos en la decoración de carretas. En los años 40 dirigió la Escuela Nocturna de Cultura Popular e impartió lecciones de Historia de América en la Universidad Obrera fundada bajo el patrocinio de la Confederación de Trabajadores Costarricenses. "Sin ser militante disciplinada, en el estricto sentido de la palabra, perteneció a esa estirpe de mujeres vigilantes, sencillas pero firmes, de convicciones arraigadas, en las cuales la defensa de sus ideas se vuelve razón primordial de existencia", opina Chase. Y "de escritora y educadora se nos vuelve folklorista y luego cantante, no como súbita vocación sino como parte de un largo proceso educativo que la lleva por los vericuetos de nuestro arte vernáculo, en donde descubre tonadas, valsesitos, melodías escondidas en el pasado, que la magia de su empeño vuelve contemporáneo, sin desvirtuar por eso su profundo sentido histórico... En canciones como Cándido Lirio o Llorando cogí la pluma está presente la dignidad de esta mujer noble que sabe dignificar el canto popular hasta hacerlo presente en lo cotidiano de nuestra existencia moderna". Falleció en San José.