Filósofo estoico griego, de existencia muy noble. Definió la Filosofía en términos del descubrimiento de cuan-to ha de desearse y de lo que se debe evitar.
Enseñó que solo puede conseguirse la felicidad buscando la independencia de lo que es externo. Su filosofía se caracteriza por ser práctica, pero se basa en un código moral elevado. Enseñó que lo que está conforme con la razón y la conciencia es grato a Dios y debe seguirse, y encareció la importancia de convertir la teoría en práctica como regla de la vida diaria. Su estoicismo se acercó en muchos aspectos al espíritu y moral del cristianismo, aunque no hay pruebas de que hubiese tenido contacto con él.
Nacido en Frigia, se desconoce cuándo y en qué circunstancias fue llevado esclavo a Roma; su amo, Epafrodito, a pesar de ser hombre de corazón duro (se cuenta que la cojera que padecía Epicteto se debió a torturas), le permitió asistir a las lecciones de Musonio Rufo y finalmente le concedió la libertad. Rufo ejerció sobre el esclavo una impresión indelebre, le enseñó la doctrina estoica y lo convirtió en admirable maestro de la juventud. Comprendido en la proscripción senatorial dirigida contra filósofos, matemáticos y astrólogos, Epicteto abandonó Roma y se estableció en Epiro, donde poco después gozaba de gran fama y atraía a sus enseñanzas a cuantos llegaban a esa región. Su palabra era vigorosa, espon-tánea y sincera; se conserva viva gracias a las notas de su discípulo, el general Arriano de Nicomedia. Tanto en Roma como en Epiro vivió pobremente y solo.
La actitud de Epicteto se parece a la cristiana, no solo por su creencia en un Dios Padre, en una persona divina trascendente con la cual los hombres pueden llegar a comunicarse, sino también por otros múltiples aspectos de su doctrina práctica; pero también tienen grandes diferencias, pues él siempre profesó el estoicismo de la época imperial. Según Epicteto, hay que distinguir entre las cosas que dependen y no dependen del hombre, pues solo atendiendo a lo que depende de él, a su propia voluntad, podrá conseguirse la verdadera dicha y sosiego del espíritu frente a las falsas opiniones y a la intranquilidad producida por la apetencia de bienes externos. En ello radica justamente la verdadera libertad del sabio; inclusive el esclavo puede ser superior a su dueño, si éste está encadenado por los deseos y las pasiones. La profunda huella de la personalidad humana de Epicteto brilla y se manifiesta al considerar la liber-tad como conquista ética, liberación reli-giosa e independencia absoluta del alma.