Junto con sus compatriotas, doctores Edward L. Tatum y Joshua Lederberg, Beadle fue galardonado con el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1958, por su descubrimiento de que los genes están reglados por principios químicos, y que los elementos que producen en el individuo características tan definidas como el color de los ojos, de la piel o el pelo, obedecen a leyes y principios químicos. En las investigaciones siguientes, Beadle se afirmó en la certeza de que los genes determinantes de la herencia están controlados por las enzimas, y éstas, a su vez, ejercen control sobre el funcionamiento químico del organismo en su totalidad.
Hacia 1940, trabajando en colaboración con el microbiólogo Tatum en la Universidad de Stanford, Beadle estudió el hongo rosa del pan, sustancia que tiene la particularidad de poseer una sola serie de cromosomas, en tanto que un organismo vivo sencillo como la Drosophila tiene parejas de genes para cada carácter. También en este ámbito, sus investigaciones fueron precursoras del avance en los conocimientos genético y bioquímico.
Nació en una granja de Wahoo, Nebraska, en cuyo Colegio de Agricultura llevó a cabo sus estudios. Siguió cursos de especialización en la Universidad de Cornell, y en el Instituto Tecnológico. En esos años pensaba dedicarse a la agricultura y regresar a la granja natal; mas, favorecido con el otorgamiento de una beca del Consejo Nacional de Investigaciones, en sus nuevos estudios se interesó profundamente en investigaciones relacionadas con la genética, varió la inclinación de su interés científico, y se doctoró por la Universidad de Nell.
Alumno sobresaliente del profesor Thomas H. Morgan, viajó a Inglaterra como parte de un programa de canje de profesores, y continuó sus investigaciones en la Universidad de Oxford. En París colaboró con el profesor ruso Boris Eph, y ambos cumplieron la delicada tarea que marcó un hito en la historia de la ciencia de transplantar el ojo de una larva de la mosca de la fruta a otra larva similar. Falleció en Pomona, California.