1839-1907
La vida musical del maestro Chaves (a quien cariñosamente llamaban El Zonto ) se desarrolló alrededor de las bandas militares, que en su tiempo constituían casi el único medio de comunicación artística posible en el país; dentro de esa limitada realidad, son aun más sorprendentes los altos vuelos de su inspiración. Refiriéndose a los movimientos artísticos nacionales durante el siglo XIX, el escritor Bernal Flores consigna: “La institución de las Bandas, gracias al trabajo de don Manuel María Gutiérrez y de don Rafael Chaves, alcanza un alto grado de desarrollo estructural”. Otras de las obras de Chaves, casi todas de corte sentimental, son El General Fernández, El Calvario, Viva Esquivel, Juan Santamaría y El patriota.
Nació en Heredia, en hogar muy humilde. “De niño tenía que vender por las calles los comestibles que su madre hacía. Un día, en 1854, iba silbando fragmentos musicales con tanto gusto que llamó la atención del director de la Banda de San José don Manuel María Gutiérrez, quien lo llamó y le dio de alta como aprendiz, abriéndole en esta forma la puerta para el desarrollo de su genio musical”, nos cuenta el historiador José Rafael Araya. El instrumento favorito de Chaves era el clarinete, y después el requinto; pero pronto logró dominar el mecanismo de todos los otros instrumentos, tanto los de metal como los de cuerda, incluyendo el violín y el piano.
En 1868 fue nombrado director de la Banda de Cartago, ciudad en la que realizó una intensa labor musical y fundó una sociedad filarmónica que llamó Orfeo. Pasó a la Banda de San José, y a la muerte de don Manuel María Gutiérrez, en 1887, fue ascendido a Director General de Bandas, cargo que desempeñó hasta el fin de sus días. Su retrato luce en uno de los salones del Teatro Nacional.