136 - 85 A.C. Con justicia se le ha considerado "padre de la Historia de China", por cuanto fue el primero que en este ámbito proyectó y llevó a término un plan general y sistemático. Hasta su época, solo se habían compuesto crónicas locales de los diversos estados feudales, relatos que este historiador refundió con la adición de datos procedentes de otras fuentes, e integró en un conjunto armónico y nacional. Se le ha llamado el Tucídides de China , pero no puede juzgársele como tal, puesto que, inducido por su espíritu confucionano, interpretó "según la moral" todos los acontecimientos, y no supo discernir y limitar históricamente los mitos y la realidad de los hechos. Aunque el desarrollo de su obra resulta fragmentario y dificultoso, es considerablemente superior a sus predecesores por su concepción general y no local de la historia de China. Su obra fue, durante muchos siglos, el modelo en que se inspiraron los historiadores de su país.
Nació en Lung-men, Shensi. Su apelativo honorífico es Tzú Chang, y sus sobrenombres Lung Men y T'ai Shih Kung. A los diez años destacaba ya por su inteligencia, y a los veinte empezó a viajar por todo el Imperio para instruirse. En 110 perdió a su padre, astrónomo de la corte imperial, y le sucedió en el cargo. Después de una laboriosa actividad dedicada a la reforma del calendario , se ocupó de la recopilación del material histórico reunido por su progenitor, y, con tenacidad y agudeza incomparables, ordenó sistemáticamente toda la información que este había reunido, y que contenía desde los principios mitológicos de la historia de China (que él consideraba reales) hasta la época contemporánea.
Un gran infortunio amargó la vida de Ssu-Ma Ch'ien; defensor del general Li Ling (quien con solo cinco mil hombres había enfrentado valientemente al mucho más numeroso ejército de los hunos, y había perdido el combate), esta defensa le hizo caer en desgracia y ser condenado a la castración. Aunque podría haberse librado del castigo mediante el pago de una multa, la pobreza en que vivía lo forzó a someterse al humillante e injusto castigo. En una carta que escribió a su mejor amigo confiesa que su desgracia era inmensa, y que había tenido deseos de suicidarse, pero que conservaba la vida en homenaje a su padre quien antes de morir le había pedido dar término al trabajo histórico que había realizado.
Posteriormente el emperador se arrepintió de la decisión que había tomado en contra de Ssú-Ch'ien, y para repararla lo nombró ministro de Estado. Sirvió este cargo hasta su muerte.