Dicen que allá por los años 20, cada zapatero tenía su aprendiz, el cual se dedicaba, principalmente, a majar suela sobre una plancha de hierro. Al estrujar la suela, esta se endurecía y se volvía más resistente. Pero a los nuevos en el oficio les jugaban la broma de ponerlos a martillar un tacón de hule, y el ingenuo se pasaba todo el día “maje que te maje”, y nada que estiraba. Al rato lo hacían caer en cuenta de la burla y le decían “te cogieron de maje y maje”, y así fue como, con el pasar del tiempo, “maje” se fue volviendo sinónimo de tonto, hasta derivar en el popular mae. Esta versión, extraída del sitio electrónico www.maecr.com, y que está estampada en las populares camisetas del estudio de diseño Arteria, dista de la elaborada por el investigador de la Universidad de Costa Rica, Víctor Sánchez, director de la revista Kañina dedicada a las letras. En el artículo Comunicación de masas y emigración léxica. Del cine clásico mexicano a la conformación de la costarriqueñidad, Sánchez revela cómo la palabra “maje” procede del lenguaje popular de México, y que esta fue divulgada mediante películas cómicas de Tin-Tan (Músico, Poeta y Loco), y de Cantinflas (El rey del barrio).
Ser galleta significa tener calidad. Dionisio Cabal, investigador de la cultura costarricense, explica que la frase viene de la época más gloriosa de la industria casera de panificación. “La galleta siempre se consideró un artículo especial, superior al pan y muy apetecido en la cuasi religiosa hora del café”, detalló.
Llega a Tiquicia como expresión coloquial de los colonizadores españoles. Resulta que, en aquel entonces, había un unguento árabe hecho a base de sábila llamado “atutía”, que tenía fama de ser un “curalotodo”. Una vez en este lado del océano, los ibéricos decían: “aquí no hay atutía”, lo que ahora significa que algo no tiene remedio ni alternativa... Esta explicación la brinda el investigador de la cultura y las tradiciones ticas Dionisio Cabal.
Dicho de una cosa de excelente calidad, según la definición de la Real Academia Española. Hay quienes piensan que la palabra ‘tuanis’ viene de una derivación de la expresión en inglés too nice (muy bien), pero en realidad viene del malespín, un código de guerra ideado por el general salvadoreño Fran- cisco Malespín, con el cual se cambia- ba el sonido de las letras. ‘Tuanis’, por ejemplo, significa ‘bueno’, en este caso se cambió la ‘b’ por la ‘t’; la ‘e’ por la ‘a’ y la ‘o’ por la ‘i’. En este código también estaría la raíz de palabras como ‘brete’ (‘bretji’) cuyo significado es ‘trabajo’, o de ‘pelis’, antónimo de ‘tuanis’.
Significa ‘casa’ y su origen es nahuatl, lengua de los aztecas.
La historia se remonta a la construcción del ferrocarril al Atlántico. Parece que los chinos que arribaron a Costa Rica para trabajar en tal obra, al no saber hablar español, recurrían a señales y gestos para hacerse entender. Cuando querían comprar algo, lo señalaban y decían algo en su idioma natal. A los lugareños les parecía que lo que decían era algo así como “chung chong”. Esta historia es relatada por Dennis Meléndez, académico y actual regulador general de la República, en su blog dmelende.wordpress.com. No obstante, también expone la versión de Carlos Gallini, presente en el Diccionario de Costarriqueñismos, la cual plantea que la palabra “chunche” es una derivación del vocablo quechua ‘chunchulli’.
Su nombre era Antonio Espino, pero todos lo conocían como Clavillazo. Este actor mexicano que murió en 1993, a la edad de 83 años, fue el padre de la expresión ¡pura vida!, la cual ahora es casi un símbolo nacional porque se le asocia con los costarricenses en todo el mundo. Clavillazo era el tradicional pachuco: utilizaba pantalones bombachos, un sombrero de tres picos y su frase más representativa era “¡pura vida no máááááás!” En 1955, bajo la dirección de Gilberto Martínez Solares, se lanzó la película Pura Vida, que llegó a las salas josefinas un año después. Ahora, usted la puede ver en YouTube. En la cinta, Clavillazo protagoniza a Melquiades, quien en 13 ocasiones emplea la unidad pluriverbal “pura vida”, como atributo de personas (el presidente del pueblo, las vecinas, Lucía, Ferróneo), de cosas (aretes, comida), y de una acción (invitar a un refrigerio). Así lo relata el investigador de la Universidad de Costa Rica, Víctor Sánchez.
Del inglés shine, brillo. Generalmente se refiere a los zapatos, vestimenta u accesorios; por ejemplo “voy a chainearme para salir con mi novia” o “el carrito está todo chaineado”.
La expresión significa estar débil o en condiciones deplorables. Dionisio Cabal, estudioso del folclor de Tiquicia, cuenta que, en el pasado, el merodeo de felinos (manigordos, jaguares, pumas u ocelotes) en los hatos ganaderos era muy frecuente. Por lo general, estos animales atacaban a la vaquilla más vulnerable del grupo, la más cansada, enferma o vieja.