Dos jóvenes ingenieros se convirtieron ayer en los primeros costarricenses, que no son astronautas, según Ad Astra, en vivir la gravedad cero.
Jorge Oguilve Araya, de 33 años, y Juan Ignacio del Valle, de 31, despegaron ayer a las 7:42 a. m. (hora nacional) de la base aérea de Ellington Field, en Houston (EE. UU.) para comenzar un experimento conjunto entre la compañía Ad Astra y la agencia espacial estadounidense NASA.
Ad Astra es la empresa fundada por el físico Franklin Chang cuyo objetivo principal es la construcción de un motor de plasma que sirva, entre otras cosas, para remolcar satélites en el espacio o para viajar a Marte.
Junto a otros miembros de Ad Astra, Oguilve y Del Valle analizaron el comportamiento de unos crioenfriadores.
Estos aparatos operan en un rango de vibración cuyos efectos en gravedad cero, de no entenderse bien, podrían reducir la efectividad de todo el sistema, explicó Ad Astra en un comunicado.
“Es un dispositivo pequeño, miniatura. Nuestra idea es usarlo para enfriar los magnetos superconductores del motor”, había expresado Chang con anterioridad. La función de estos magnetos es contener el plasma, el cuarto estado de la materia.
“Hemos tenido preocupación de que esa vibración afloje las conexiones del enfriado, pero no lo podemos saber aquí. Las pruebas en gravedad cero nos permitirán detectar su desempeño”, puntualizó Chang.
Trabajan en la sede Ad Astra en Liberia, Guanacaste.
“Estos experimentos han abierto la puerta a Costa Rica para realizar investigación en circunstancias difícilmente accesibles para nuestro país”, dijo Oguilve.
“Este proyecto abarca una gran cantidad de actividades antes, durante y después de los vuelos. Nos sentimos muy complacidos con los resultados obtenidos hasta ahora”, añadió Del Valle.
El de ayer fue el primero de cuatro vuelos programados, el último de los cuales tendrá lugar el 23 de julio.
Los vuelos para experimentar gravedad cero se logran cuando un avión modificado Boeing 727 se eleva hasta los 9.000 metros en el golfo de México y luego cae abruptamente hasta los 6.000 metros de altura, para volver a comenzar el ciclo.
Durante cada caída se viven unos 25 segundos de ingravidez, como si se estuviese en el espacio exterior. En total, se realizaron unos 40 ciclos.
Aunque Ad Astra ya había realizado este tipo de experimentos con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), ayer fue la primera vez que viajaron nacionales.
Los resultados de los experimentos se conocerán tras el análisis de los datos acumulados.