La semana pasada la industria discográfica de los Estados Unidos celebró por una multa calificada de “draconiana” contra una mujer que compartió música ilegalmente a través de la red. Es un antecedente importante en el uso no autorizado de música en Internet.
La afectada es Jammie Thomas, de 30 años , empleada de una reserva de Minesota y madre soltera de dos hijos. El jurado consideró que vulneró los derechos de autor al compartir en el sitio web KaZaa 24 canciones en archivos digitales.
A Jammie Thomas, que usaba el nickname de tereastarr , le encontraron el 21 de febrero del 2005 en su computadora unas 1.700 canciones para que otros usuarios pudieran descargarlas.
A Jammie Thomas la condenaron a pagar $9.250 por cada uno de los temas que compartió en la red. Por lo tanto, la sanción, dada el jueves pasado, es de $222.000 (unos ¢114.330.000). La multa fue dura, pues el costo de las canciones fue estimado en $23,76.
Quien libró la batalla contra Thomas fue la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA).
“La victoria podría animar al sector discográfico a redoblar la batalla legal que mantiene desde hace cuatro años contra la piratería en Internet, un fenómeno en pleno apogeo que ha reducido de forma drástica las ventas musicales”, consignó la agencia EFE.
La RIAA, que representó a las seis compañías que demandaron a Thomas, presentó cerca de 30.000 querellas contra individuos que copiaron o permitieron que otros copiasen canciones en Internet.
EFE informó que más de diez mil de esos litigios se solucionaron extrajudicialmente y algunos culpables pagaron menos de $5.000.
Según una investigación de mercado de NPD Group, citada por EFE, los litigios que por años se libran contra usuarios que descargan de forma no autorizada la música no han detenido las descargas ilegales y esta van aumentado a un ritmo del 60 por ciento por año.
“La RIAA señala que la situación sería todavía peor de haberse quedado de brazos cruzados y destaca que los sondeos muestran que la mayoría de estadounidenses reconoce ahora que el compartir archivos musicales en la red es ilegal, una percepción que no existía hace cuatro años”, citó la agencia EFE.
Richard Gabriel, abogado de las discográficas, aseguró al diario Minesota Duluth News Tribune que la demanda no buscaba dinero para sus clientes, sino enviar un mensaje a la población.