La última gran jugada
Allá por el año de 1940, un jugador habilidoso del Club Sport Herediano hacía estragos en los encuentros del futbol nacional.
Era delgado, alto, rápido por la banda y con un buen olfato goleador. Su nombre: Édgar Murillo González; su puesto: el de interior derecho en la delantera.
Vecino de San Antonio de Belén, el Cholo -llamado así por heredar el mote de su padre- falleció a los 84 años el pasado 9 de agosto en su casa de habitación, rodeado de sus familiares más cercanos, a raíz de una bronconeumonía.
Apasionado. "Su amor siempre fue el futbol, siempre que pudo jugar lo hizo", contó su hijo del mismo nombre, Édgar Murillo.
La historia futbolística del Cholo comienza en los años 30. Él vivía frente a la plaza de su pueblo y pasaba la mitad del día jugando descalzo allí; también estudió en la escuela España del mismo cantón.
Con el tiempo desarrolló habilidades con el dominio del balón y contó con el apoyo de su madre, Teresa González, quien lo motivó a entrenar fuerte, primero con el equipo de barrio llamado España y luego en la reserva del Herediano.
Ella le daba hasta los pasajes del autobus para que fuera a entrenar, porque quería que el Cholo fuera un gran futbolista; y lo fue.
Después de militar con el Herediano al lado de jugadores como Luciano Chano Campos, Rafael Ángel Felo García, Amado Calvo y Jorge Cholo Rodríguez, salió para México en 1944 donde jugó cuatro años con Tampico Madero y otros cuatro con San Sebastián de León, donde le llamaron el Ratón Murillo.
Gran jugador. En su época de futbolista, Édgar Murillo fue destacado por su calidad en el juego rápido, siempre por el costado derecho.
En su posición cumplía con las funciones de un interior derecho, con proyección ofensiva y con capacidad de tomar una actitud defensiva frente al rival.
Uno de los momentos memorable de Murillo fue el gol que le anotó al Boca Juniors de Argentina (empate 1 a 1), el 1° de enero de 1953, año en que se retiró del balompié.
La grabación de es gol, narrada por Luis Ángel Sánchez, fue escuchada el día de su funeral y llenó la iglesia de San Antonio de nostalgia, emoción y recuerdos.
En 1946 fue llamado por primera vez a la Selección Nacional de Costa Rica, con motivo del III Campeonato Centroamericano y del Caribe de Futbol disputado en San José. También integró por última vez la Tricolor para el VI Centroamericano y del Caribe de Futbol, también en la capital josefina.
En esos torneos regionales, el Cholo Murillo completó cinco juegos internacionales de clase A y anotó dos goles con la Tricolor.
Y en suelo tico solo jugó con el Herediano. Reforzó al Cartaginés, Alajuelense, el Orión y la Libertad en sus juegos internacionales.
Después de su retiro en 1953, Murillo puso un comisariato en San Antonio de Belén y administró una empresa de autobuses que hacía la ruta San Rafael de Alajuela-Belén-San José; luego la vendió y se pensionó a la edad de 60 años.
Sus últimos años los disfrutó jugando futbol con el equipo de pensionados de la Asociación Nacional de Educadores, en la filial de Belén, y aunque no frecuentaba el estadio por su salud, siempre quiso al equipo de sus amores: el Herediano.
Édgar Murillo, nacido el 6 de setiembre de 1920, se casó a los 43 años con Bellarinda Campos y crió a dos hijos, Édgar y Guillermo.