Cuando vamos al cine y vemos una comedia como El descanso (2006), con guión y dirección de Nancy Meyers, sentimos que el mejor respiro lo fueron los cinco minutos cuando nos quedamos dormidos. De verdad, es lo más descansado de la cinta: que produce sueño.
Su trama es la de tantas y tontas comedias románticas de Hollywood: sin originalidad, repleta de lugares comunes y con un final tan previsible como una tortilla salida de una pelota de masa o como el huevo de gallina puesto ¡por una gallina!
En este filme, el amor llega por consecuencia de algunos correos electrónicos, cuando Amanda e Iris se encuentran en un punto de la red cibernética. A ambas les está yendo mal con sus novios, tipos bien gachos, por lo que cada una busca la ruptura, aunque se les queme el alma. Lo cierto es que Iris, inglesa, y Amanda, californiana, intercambian casas.
¿Qué sucede? Regalamos diez pases para salir de la película antes del final si responden bien. ¡Perfecto! Que cada una de ellas encuentra novio en sus nuevos contextos, con el que habían soñado. O sea, que los mejores viajes son los que dejan viejos amores atrás. ¡Solo en cine!
En su desarrollo, esta película pasa por algunos buenos diálogos, tiene la firme presencia de un querido y viejo actor: Eli Wallach (como el guionista retirado de Hollywood) y muestra buenas actuaciones. Preferimos los trabajos de Jude Law y Kate Winslet, como los hermanos ingleses, quienes no son precisamente comediantes, y a fe que logran cálidas y convincentes actuaciones.
Para Cameron Díaz y Jack Black, sin incentivos mayores, les resulta fácil salir bien con personajes parecidos a los que otras veces han encarnado. Lo que sigue en la trama es el “estira y encoge” de siempre, cuando los seres humanos olvidan a alguien para amar a otra persona. En cine, es cuestión de cumplir fórmulas que Nancy Meyers maneja al dedillo: asunto de poner todos los huevos en la misma canasta.
Aunque el argumento sucede en Navidad y en Año Nuevo, resulta interesante ver cómo el filme se escapa de los melindres y dulcetes con que el cine de Hollywood retrata estas épocas en sus comedia tradicionales. Hay que agradecerle a Nancy Meyers este gesto, también a Hans Zimmer y a Dean Cundey, responsables de la música y de la fotografía respectivamente.
Estamos ante dos comedias por el precio de una: la de Iris en Estados Unidos y la de Amanda en Inglaterra. Si vemos esta cinta en un miércoles de 2 x 1, tendremos 4 x1 para sacarnos fácilmente el valor del boleto. En todo caso, recomendamos esta cinta para ir a dormir al cine durante más de dos horas, no los pinches cinco minutos de un crítico de cine.