No debe ser fácil ser el heredero político de José Merino del Río, el fundador del Partido Frente Amplio, dos veces diputado y reconocido luchador de las izquierdas en Costa Rica, fallecido el 8 de octubre del 2012.
Tampoco debe ser fácil emular su verbo encendido, locuaz pero también inteligente. Merino lograba, en amplias intervenciones en el plenario, sostener un discurso inteligente.
A su fallecimiento, políticos provenientes de todo el espectro ideológico se quitaron el sombrero para alabar, con mayor o menor grado de veracidad en sus palabras, las bondades políticas y lucha social de Merino.
Su heredero, el exasesor de bancada José María Villalta (36 años), ha tenido que enfrentarse con eso, con diferentes niveles de éxito según el asunto.
No se puede decir que todas las disputas en que se ha implicado las ha podido enfrentar con buen tino, pero lo cierto es que las defiende con pasión.
Ahora, este abogado se ha enfermado de una particular dolencia de los políticos: la enfermedad electoral.
De ser el “comunistilla”, como despectivamente le llamaba el diputado liberacionista Víctor Hugo Víquez, con el cual se enfrentaba en disputas verbales, Villalta pasó a ser candidato presidencial de un partido que se va haciendo poco a poco más grande, y que ahora podría crecer, gracias al constante ataque a que se han visto sometidos partidos como el PAC y el Movimiento Libertario.
El Frente Amplio siempre ha votado por su diputado como candidato a la presidencia de la Asamblea el 1.º de mayo. Excepto el segundo año de este periodo, cuando su partido apoyó la alianza de oposición.
En el cuadro de al menos seis candidatos a la presidencia legislativa que han complicado la elección, la cual se define con mayoría simple de los diputados (29 votos), Villalta sería el sétimo candidato, que alcanzaría, se puede predecir, un voto.
Pero, a partir de ahora, el diputado, más que señales como esa, tendrá que asumir una labor ingente para evitar los yerros y capitalizar todo el flujo electoral de la izquierda, que desde hace mucho, por no decir nunca, no ha tenido un candidato presidencial con opciones de crecimiento aceptable.
Villalta, el diputado que según Servicios Parlamentarios de la Asamblea, es el que más interviene en el plenario (1.686 minutos en un año), está frente a un terreno electoral fértil. Habrá que ver qué cosecha.