GUAYAQUIL, ECUADOR (AFP) - Los dibujos del Che Guevara con habano y boina se exhiben por decenas a pocos metros del sitio donde vivió en Ecuador el mítico guerrillero, para entonces un hombre absorto, inexpresivo, metido entre libros, según recuerda un habitante del lugar.
Cuando faltan dos semanas para el aniversario 40 de la muerte de Ernesto 'Che' Guevara, Policarpo Aviles rememora, en evocaciones entrecortadas, el fugaz paso del líder rebelde por el puerto de Guayaquil (suroeste de Ecuador) en 1953, dos años antes de unirse en México al grupo que planeaba la Revolución Cubana.
"Era un hombre que no llamaba la atención, a no ser porque siempre se le veía leyendo o saliendo de la casa con un libro bajo el brazo", dijo Aviles, de 78 años, a la AFP.
Guevara habitó por dos meses en una casa -ya demolida- del barrio Las Peñas, al final del malecón del puerto ecuatoriano. En el lugar se alza actualmente un balcón con las réplicas de tres cañones. Los turistas que llegan al lugar ignoran que el Che estuvo en Guayaquil, justo debajo de donde ahora posan para fotografiarse.
El guerrillero argentino-cubano se hospedó en la vivienda de los Gómez Lince ayudado por un guardia que la rentaba para citas amorosas a escondidas de los dueños, según Aviles.
"De balcones rojos, la casa tenía mala reputación. De allí salía Guevara con los libros bajo el brazo, casi sin saludar", agregó mostrando las imágenes a blanco y negro que guarda en un escaparate.
"Una sola vez se me acercó para preguntarme si era del barrio. Recuerdo que se presentó como Ernesto, un turista argentino. Nunca lo conocí. Era un hombre de pocas expresiones", señaló Aviles, comerciante jubilado quien asegura que la leyenda del Che le es indiferente.
Durante su paso por el puerto, Guevara entró en contacto con comunistas ecuatorianos y de allí salió hacia Centroamérica en un barco de la multinacional estadounidense United Fruid Company, según el historiador ecuatoriano Patricio Icaza.
Poco después de la partida de Guevara, la casa de la esquina de Las Peñas fue demolida. Aviles recordó que junto con varios de los vecinos echaron abajo la construcción con cables atados a un vehículo.
"Era una casa vetusta que desprestigiaba al barrio. Las parejas la utilizaban por horas hasta que los dueños se enteraron de lo que hacía el guardia y lo echaron. Nunca más volvió a ser habitada. Con la ayuda de varios amigos, la echamos abajo. Nadie reclamó después", sostuvo.
A unos 800 metros del sitio, los retratos del Che adornan por montones los caballetes de dibujantes callejeros. "Es la imagen que más se vende. Por cada retrato de Jesucristo vendo 30 del Che. Ya puedo dibujarlo de memoria", declaró a la AFP Luis Figueroa, uno de los artistas del renovado malecón guayaquileño.
Los paseantes pagan entre cinco y 10 dólares por el retrato del Che. Y lo hay para todos los gustos: con la tradicional boina y la estrella en el centro, con habano, con pelo corto, largo, al carbón, al óleo, a lápiz.
"He hecho retratos de extranjeros con las barbas o la boina de él. Me piden que los deje lo más parecido al revolucionario", dijo Carlos Freide, de 42 años y dibujante del malecón.
Según su testimonio, la imagen del Che es la más vendida y los extranjeros que pagan por ella se llevan además la historia del líder rebelde en Guayaquil, un puerto gobernado por el derechista Jaime Nebot, severo crítico de la izquierda.
© 2007 AFP