El Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la Universidad de Costa Rica celebró ayer sus primeros 40 años de existencia haciendo un recuento de éxitos y abriendo las puertas de un nuevo laboratorio de alta tecnología que lo coloca a la vanguardia de Centroamérica.
El laboratorio está valorado en $1,2 millones y tiene en su interior un conjunto de máquinas muy especializadas con las que los científicos costarricenses serán capaces de avanzar muy rápidamente en el conocimiento de todas las proteínas presentes en los venenos de las serpientes.
En el centro también será posible mejorar el conocimiento de cómo están compuestas las toxinas de otros animales ponzoñosos como abejas y escorpiones, lo cual permitirá crear los antivenenos necesarios para evitar daños a la salud humana.
En el 2008, por ejemplo, ellos realizaron un trabajo conjunto con el Instituto de Biomedicina de Valencia, mediante el cual se logró descifrar cuáles eran las proteínas que se hallan presentes en el veneno de la serpiente terciopelo del país (
Esta iniciativa les enseñó que el veneno de las terciopelos del Caribe y las del Pacífico del país era diferente. Mientras que el primero afectaba la coagulación de la sangre, el segundo destruía los tejidos musculares.
A partir de ahí, se inició la producción de sueros antiofídicos más efectivos para cada tipo de veneno, a fin de salvar más vidas, y la tónica ahora seguirá por ahí. “Con este laboratorio ‘en casa’, este acercamiento tan detallado a las proteínas se podrá hacer también con otras especies de serpientes como las corales y las mano de piedra”, dijo el microbiólogo Bruno Lomonte, del ICP.
“A corto plazo, esto nos permitirá tener más autonomía. Además, les abre las puertas a científicos de otras áreas para llevar adelante sus investigaciones. Aclaro que este laboratorio permite hacer análisis de todo tipo de partículas presente en una muestra”, recalcó Lomonte.
Por su parte, Juan Calvete, científico valenciano e invitado de honor a esta inauguración, añadió: “Con este laboratorio, Costa Rica entra a la era de la llamada ‘proteómica’, que es la disciplina que busca conocer las proteínas que componen una célula o un veneno”.
Los expertos del ICP ya empezaron a estudiar las proteínas del veneno de la serpiente coral. “Ya vimos 56 proteínas, y sigue caracterizarlas”, concluyó Lomonte.