Los almanaques se han ido sucediendo inexorablemente desde aquellos lejanos años 20, cuando el cine daba sus primeros pasos –en blanco y negro y en mudo, por supuesto– de la mano de varios genios de la época, entre ellos el mítico Charles Chaplin, considerado el actor más importante e influyente del cine de aquella época.
Han pasado varias décadas desde aquel remoto pasado en blanco y negro y, al paso del tiempo, la leyenda de Chaplin se ha agigantado en cuanto a su talento, pero también se han ido quedando olvidadas, en los anales de esa historia, las graves acusaciones que desde entonces desteñían la gran gesta de Chaplin como artista.
Son muchos los escritores que han puesto el dedo en la llaga con el escabroso tema. Uno de los que trajo el tema a la palestra a finales del siglo pasado con su libro Charlie Chaplin and His Times (Charles Chaplin y sus tiempos) y quien ha logrado un boom mediático con su obra, fue el prestigioso escritor norteamericano Kenneth Lynn, quien hizo un pormenorizado recuento de casos en los que básicamente lo retrata como un pederasta.
El legendario Chaplin, afirmó Lynn (quien demoró más de 10 años en su investigación) habría estado obsesionado sexualmente con niñas, afección que se le acrecentó conforme fue envejeciendo.
El autor, que es profesor de historia en la Universidad Johns Hopkins, de Washington, afirma que los anteriores biógrafos de Chaplin “escondieron las tendencias pedofílicas del actor, por un sentimiento errado de lealtad” hacia el querido protagonista de Candilejas.
Pero antes de incursionar en el lado oscuro de este personaje, se impone que las nuevas generaciones tengan a mano los detalles de su biografía y las razones por las cuales Chaplin sigue siendo un referente de la excelencia en la historia del talento histriónico.
De acuerdo con varias biografías del archivo de La Nación, Chaplin fue actor, director, escritor, productor y compositor inglés; está considerado como la figura más representativa del cine mudo y como uno de los grandes genios de la historia del cine.
Nacido en una familia de artistas de variedades, comenzó a actuar desde muy pequeño en musicales y pantomimas. Su familia vivía en la pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre que padecía esquizofrenia.
En 1901 murió su padre y Chaplin y su hermano estuvieron viviendo en diferentes orfanatos. En 1913, hizo su primera aparición en cine actuando en la película Charlot periodista (Marking a living): a la postre, fue este el personaje que le dio fama mundial al actor.
Se trataba, según describe el sitio www.biografíasyvidas.com, de un hombre refinado, vestido con una estrecha chaqueta, pantalones y zapatos grandes, un bastón, un sombrero de bombín y su recordado bigote.
Provisto de una acentuada emotividad sentimental y melancolía profunda frente a la injusticia social, pronto el personaje se convirtió en un emblema de las clases marginales.
A finales de los 40 y principios de la de 1950, abandonó los Estados Unidos en 1952 para establecerse en Suiza. En 1972, hizo un breve viaje a Estados Unidos para recibir varios premios, entre ellos un Oscar honorífico.
Murió a los 88 años, el día de Navidad de 1977. Dejaba un total de 79 películas filmadas en más de 50 años de actividad como actor y director.
Lo que el viento se llevó
Pero todo ese éxito estuvo permeado siempre por las habladurías que, cada vez con más fuerza, acechaban su imagen.
Kenneth Anger, otro escritor, tan talentoso como temido en Hollywood, recopiló las supuestas andanzas pederastas de Chaplin en el primer tomo de su libro Hollywood Babilonia I, el cual detalla las historias más descarnadas sobre el lado oscuro de las celebridades de antaño en la meca del cine.
Anger, quien a sus 83 años aún vive y está radicado en Los Angeles, recopiló uno de los más reveladores testimonios de boca de Lillita Grey, quien estuvo casada por poco tiempo con Chaplin y que murió varias décadas después, sumida en el alcoholismo.
De acuerdo con los dos escritores citados, Grey tenía 12 años y trabajaba como extra en la película El pibe, cuando atrajo la atención de Chaplin, de 32 años, en 1921, a tal punto que concibió una escena adicional, que estaba fuera del libreto, especialmente para la niña.
El rol de Lillita, con tan tierna edad, era el de un ángel con insinuaciones eróticas.
La pareja contrajo matrimonio años más tarde, pero cuando Grey quedó embarazada, Chaplin comenzó a perder el interés por ella, y terminó despreciándola.
La esposa anterior del genial comediante, Mildred Harris, también fue una niña-esposa. Chaplin la conoció en la casa del productor Sam Goldwyn, y, según se dijo entonces, Harris tenía 16 años cuando la pareja tuvo su primera relación sexual.
Más tarde, sin embargo, Harris admitió ante la prensa, en lo que fue un escándalo, que en ese momento tenía 13 años. La pareja se casó en 1918, pero el matrimonio se disolvió dos años más tarde.
Según las investigaciones de Kenneth Anger, un socio de Chaplin, Harry Crocker, había revelado que a otra de sus parejas, Mabelle Fournier, la desfloró cuando ella tenía solo 10 años.
El escritor Lynn fue más allá y dijo haber hablado con varios testigos que llegaron a ver a Chaplin coqueteando con una niña de 8 años.
Se dice que su obsesión habría cesado cuando conoció a su última esposa, Oona O’Neill, hija del escritor Eugene O’Neill.
Oona tenía 18 años cuando conoció a su futuro marido, que entonces tenía 54. Según el biógrafo Lynn, Chaplin “habría crecido después de su casamiento con Oona”.
Lynn también afirmó que la verdadera razón por la que Chaplin decidió refugiarse en Suiza, a partir de 1952, fue el miedo a tener que enfrentar a un agente de inmigración católico sobre el asunto de su pedofilia, y no su supuesta política de izquierda, como siempre se afirmó. 1