Un país que se postula para convertirse en la sede de las Olimpiadas presenta un paquete de logotipos, banderas, mascotas y demás propuestas gráficas que aspiran a convertirse en los símbolos definitivos del encuentro deportivo. Por ende, se genera gran expectativa cuando la sede olímpica exhibe finalmente sus distintivos.
Cuando en el 2007 se presentó al público el logotipo de Londres 2012, las reacciones fueron variadas y expuestas en múltiples medios. Como explica el artista Miguel Casafont, “presume de estar inspirado en el trazo de los graffiteros desafiando la representación de los números 2012”.
En su momento, como informó el diario The Telegraph, Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional, consideró que el logotipo atraería a generaciones jóvenes y también a más inversores privados. Según Rogge, procuraba ser una insignia dinámica y llena de energía.
El logotipo fue diseñado por la agencia Wolff Olins por el monto de £400.000 (unos ¢350 millones).
“Inmensos han sido los comentarios mundiales sobre el nuevo logotipo de los Juegos Olímpicos Londres 2012: que se parece a la palabra Sion ( Zion, en inglés, alusiva al patriotismo is-raelí), que se asemeja a una esvástica nazi, que es esto, que es aquello y que es lo otro”, comenta Casafont sobre el polémico diseño.
Para Fiorella Resenterra, diseñadora, el fracaso también es evidente: “Es geométrico, y, más que dinámico, inestable. Su supuesta inspiración en los nuevos medios, las comunicaciones y el fashion, así como en el espíritu enérgico, brillante y juvenil, no se vincula con el evento de deporte”.
La justificación del comité organizador de las justas fue que el logotipo apela a la “generación de Internet”. Fragmentado, no apela así a ojos como los de José Miguel Rojas, pintor: “No justifico el uso ni el tipo de tipografía –London y aros– sobre el diseño, y tampoco el color”. Lo recalca Fiorella Resenterra, quien considera: “La tipografía, diseñada especialmente para este encuentro, presenta una combinación extraña entre letras normales e itálicas”.
El logotipo se presentó en el color rosa, pero también en el naranja, el verde y el azul. Además, se utilizará para los Juegos Paralímpicos en el 2016.
“El resultado quizá sea una visión positiva de la vida misma, según la cual se trata de entender algo pero sin necesidad de juzgarlo: una visión positiva donde no hay respuestas incorrectas; a fin de cuentas, resultó en un espantoso mamarracho falto de carisma y gracia”, sentencia Casafont.