La tradición es la tradición, y un árbol de Navidad es un árbol de Navidad. A estas alturas de la historia, ¿quién se niega a los aromas del ciprés en los días de diciembre? En Costa Rica, su herencia se remonta a los albores del siglo XX, cuando, en las casas de las familias más acomodadas, encontraron curiosa e imitable esta tradición de origen alsaciano. Poco a poco, la influencia europea se extendería hacia todos los sectores de la sociedad, convirtiendo la presencia del arbolito decorado, junto al portal y los tamales, en un símbolo de bienvenida a la época de Navidad.
En vísperas de las celebraciones de fin de año, uno de los mayores atractivos para inaugurar la entrada del espíritu navideño en los hogares es la acostumbrada elección y decoración del arbolito.
Convertida en la época más diferenciada del año, el tiempo de Navidad nos anima a compartir todo tipo de actividades, especialmente las familiares. Escoger el arbolito, decorarlo con la ayuda de todos o mantenerlo verde y fragante durante el mes de diciembre, son actitudes que podrían reforzar los sentimientos de amor y solidaridad entre las personas.
¡A escoger se ha dicho!
Según indica el protocolo de la costumbre, la noche del 24 de diciembre, el Niño Dios (o Santa Claus: esto queda a gusto de uno) coloca los regalos al pie del árbol.
Pero, ¿y el árbol? ¿Dónde , cuándo, cómo, cuánto?
Desde estas semanas, los viveros y arboledas que se dedican a cultivar los tradicionales cipreses, han comenzado a revelar su aromática oferta, sembrada en terrenos dedicados exclusivamente a su cuidado y mantenimiento.
Viva realizó un recorrido por algunos lugares que se dedican a comercializar este producto. La oferta en tamaños, grosores y precios es variada, pero todos coinciden en que, tarde o temprano, serán los protagonistas del espacio mágico que les depara la Navidad.
Cipreses como tomates
El ciprés es una conífera de la familia cupresaceae. Esta especie exótica se introdujo en Costa Rica hace más de cien años, para reforestar la parte norte de Heredia y como cortina rompevientos. Como llegó hace tanto tiempo a suelos costarricenses, ya se considera nativa, según explicó Víctor Guzmán, estudiante avanzado de ingeniería forestal de la Universidad Nacional.
Es un monocultivo, es decir, como una siembra de tomates. Según un biólogo de la UNA, Freddy Pacheco, es importante que las personas entiendan que las especies de árboles también pueden sembrarse como cualquier otro producto agrícola, con la intención de cosechar de ellos después. En el caso de los cipreses, se siembran específicamente para que sirvan como árboles de Navidad. Por lo tanto, no es un crimen ecológico cortarlos.
Al igual que cualquier otro monocultivo, como la teca o la melina, aquellos árboles no pueden sustituir nunca un bosque tropical mixto, como el que conocemos, donde habita una gran cantidad de especies vegetales y animales.
El ciprés tira al suelo una resina, por medio de las hojas, que acidifica el suelo (se baja el ph). Esto impide que a su alrededor se siembre otro tipo de especies que no toleren suelos muy ácidos.
Sobre gustos y colores
He aquí algunas opciones para adquirir el árbol navideño o apartarlo desde ahora:
Arboleda La Guirnalda, ubicada frente al cementerio de El Carmen, en Guadalupe. Los precios se definen de acuerdo con la altura, grosor y colorido del árbol. Los precios oscilan entre ¢2.000 y ¢5.000, según explicó su propietario, Elías Cubero. Los arbolitos se pueden apartar con un 50 por ciento de su valor y la fecha límite para llevárselo es el 10 de diciembre.
Los secretos de Cubero para mantenerlo verde, son guardar el arbolito en una bolsa cerrada que se llena de agua con hielo. Ya sea que lo plantemos en tierra o piedra, es fundamental regarlo con un mínimo de un litro de agua diario.
Árboles navideños La Pradera, 300 metros al este de la escuela José Cubero, en El Carmen, de Guadalupe. Tel. 225-6825. Los precios dependen del estado general del árbol, y oscilan entre los ¢2.500 y los ¢8.000. Se pueden apartar con ¢1.000 y se retirarán a más tardar el 18 de diciembre.
Vivero El Pino, ubicado 200 metros al este de la iglesia católica de Granadilla, en Curridabat. Tel. 273-3604. El precio también se fija de acuerdo con las características generales del arbolito, en especial el tamaño. Los hay desde ¢1.000 (un metro) hasta ¢20.000 (siete metros). En este establecimiento, el árbol escogido debe dejarse pagado y el plazo máximo para recogerlo es el 24 de diciembre. Según su propietario, Carlos Chanto, el árbol debe colocarse en un balde con agua y piedras, pero nunca con tierra o arena, pues esto de nada sirve. También da buenos resultados humedecer las hojas con spray.