El escritor italiano Umberto Eco se inspiró en un viejo edificio que ocupó la Biblioteca Nacional argentina para describir los vericuetos de la abadía en la que se desarrolla su novela El nombre de la rosa.
La revelación fue hecha a la agencia noticiosa estatal Télam por la arquitecta argentina Susana Lago, encargada de la restauración del inmueble ubicado en el bohemio barrio de San Telmo, ribera sur metropolitana.
Esto, además, fue confirmado por numerosos turistas extranjeros, especialmente europeos, que visitan dicho edificio, según la prensa especializada.
"Increíble, pero los europeos se interesan más que muchos de nosotros en este edificio histórico donde los fantasmas de grandes escritores aún deambulan", reconoció emocionada Lago.
Explicó que la mayoría de los visitantes extranjeros son italianos, quienes piden recorrer el oscuro subsuelo, donde -según afirman- Eco imaginó los laberintos de la hermética biblioteca custodiada por un celoso abad ciego.
Borges
En una de las salas de este señorial edificio de principios de siglo, Borges, quien se desempeñó como empleado y luego como director de la biblioteca, pasó sus horas leyendo y luego escuchando -cuando su vista se lo impidió- la lectura de María Kodama.
En la restauración que se está haciendo del inmueble para acoger un futuro Centro Nacional de la Música, está prevista la instalación de un museo histórico del edificio y de la música, en el despacho ocupado por Borges, donde maravillosas tallas de cedro y una estufa hogar sobrevivieron al paso del tiempo.
Se unificarán allí las actividades de la Sinfónica Nacional, el Coro Polifónico, la Banda y Coro de Ciegos, los coros de Niños y Jóvenes, el Ballet Folclórico Nacional y la Orquesta Popular Juan de Dios Filiberto (tango).