La mayor estabilidad del nivel del mar después de la última glaciación, hace aproximadamente 3.000 años, permitió estabilizar los bordes costeros actuales. Con el nacimiento de la era industrial a principios del siglo XX, los niveles del mar comenzaron ha incrementarse más rápidamente. La comunidad científica internacional ha declarado que la mayoría de los bordes costeros mundiales, están en estado de erosión.
Cambio climático. Islas y cayos en el océano Pacífico han sido declaradas en riesgo de inundación por el aumento del nivel del mar. Esto es producto de un cambio climático global, en el que el derretimiento de los casquetes polares y la expansión térmica del agua, contribuyen cada vez más con mayores niveles del mar.
En el 2007, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) argumentó que en los pasados 100 años el nivel del mar había incrementado 20 cm, y que en los próximos 100 años, el nivel del mar será de entre 50 a 100 cm mayor que el nivel en 1990. Pero también hay otras componentes mareográficas y atmosféricas que están cambiando. La velocidad del viento está aumentando en algunos lugares, y con esto las alturas de las olas.
El fenómeno de El Niño es una componente mareográfica que aumenta el nivel del mar al aumentar las temperaturas superficiales del océano. Las mareas astronómicas, generadas por la Luna y el Sol, es otra componente mareográfica que contribuye periódicamente con este nivel del mar, y que alrededor de los equinoccios, producen las mareas extraordinarias que vemos en nuestras costas.
Los mayores impactos costeros se generan cuando estos fenómenos se superponen. De suerte que en el pasado, la frecuencia con que esto ha sucedido es baja. Pero esto podría estar cambiando. Cada vez son más frecuentes la presencia de estos fenómenos juntos: El Niño , mareas extraordinarias, tormentas, oleajes extraordinarios, etc. Si a esto le agregamos la posibilidad de un tsunami , el escenario no podría ser menos alentador y catastrófico para las regiones costeras.
Tierra adentro. Pero no solo ha habido cambios en los procesos oceánicos y atmosféricos, sino que también en los procesos tierra adentro. El diferente manejo de las cuencas hidrográficas ha cambiado la cantidad y la calidad de los sedimentos que llegan al mar. Por otro lado, al contaminar los mares, también estamos eliminando otra fuente de sedimentos: los organismos marinos.
Los cambios en los usos de la tierra han hecho que la cobertura del manglar sea cada vez menor. Con esto eliminamos no solo uno de los hábitats biológicos más importantes, sino que el efecto amortiguador del oleaje y las corrientes que estos tienen durante las tormentas marinas. Visitas que han realizado investigadores del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica a las distintas playas de Costa Rica desde hace 20 años, muestran que en los últimos 5 años hay erosión en la mayoría de las playas del Pacífico y Caribe de Costa Rica.
Este fenómeno se acentúa más durante los ciclos de las mareas extraordinarias y/o en conjunción con otras componentes mareográficas, el aumento del nivel del mar y el posible basculamiento (hundimiento) de nuestras costas. Procesos de erosión los hemos estado viendo con gran intensidad en isla Damas, playa Azul (Tárcoles), Palo Seco, en el Pacífico central, y en Parque Nacional Cahuita en el Caribe. Pero las observaciones que se han hecho en el resto de las playas del Pacífico, desde Puntar Banco (Punta Burica) hasta bahía Salinas en el Pacífico norte, y algunas playas del Caribe, evidencian procesos de erosión, desde leves, moderados hasta graves, como los que hemos mencionado anteriormente.
En una visita a la punta de Puntarenas en setiembre de este año 2010, se observó una pérdida del perfil de equilibrio de la playa. No es claro un proceso de erosión aún. Sin embargo, ya se nota socavamiento en algunos lugares a lo largo del paseo de los Turistas. La punta continuará expuesta a los aumentos relativos del mar y a fuertes oleajes, como se ha visto en los últimos años en la angostura, y que en algún momento estos fenómenos, producirán impacto y desequilibrio en este sistema.
En virtud de estos procesos, que ya viven con nosotros, urgen políticas de manejo de las cuencas hidrográficas vecinas que garanticen las buenas fuentes de sedimentos hacia la costa. Urge que las oficinas gubernamentales sensibilicen a la población sobre los procesos oceánicos que se avecinan, que se entienda que la zona marítimo-terrestre es una zona dinámica y que hay que adaptarse al cambio. Urge que políticos, tomadores de decisiones, planificadores, etc., acepten que estos cambios son inevitables, que se están dando ya, por lo que hay que tomar medidas desde ayer.