Madrid (AP). La televisión estatal de España suprimió las corridas de toros de su programación sin previo aviso argumentando que el duelo entre el matador y la bestia es demasiado violento para los televidentes más jóvenes.
Por primera vez desde que Televisión Española comenzó a transmitir la fiesta nacional a modo de prueba en 1948, esta temporada no ha televisado espectáculo alguno en vivo en ninguno de sus canales; sólo los momentos más destacados, grabados previamente, en un programa nocturno para aficionados.
En términos prácticos, la decisión no publicitada del gobierno socialista es en gran parte simbólica. De las cientos de corridas que llenan el calendario entre marzo y octubre cada temporada, la televisión estatal sólo solía transmitir una docena de todos modos. Los canales y estaciones de televisión paga, propiedad de gobiernos regionales, están plagados de corridas.
Sin embargo, muchos en el mundo de los toros están furiosos, al igual que la oposición conservadora, por una decisión que ven como una cuchillada en un querido trozo de su cultura.
Pensamos que es tremendo, dijo Juan Manuel Albendea, un legislador del Partido Popular de centro-derecha. Agregó que, cuando los españoles regresen de sus vacaciones en septiembre, su partido presionará al presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero para que reanude las transmisiones.
Juan Belmonte, crítico del Canal Sur en Sevilla, dijo que los toreros y promotores están enfadados porque la decisión se tomó sin consultarles sobre la posibilidad de establecer derechos de transmisión más baratos, otra razón citada por Televisión Española.
Ha sido una decisión completamente dictatorial, afirmó Belmonte.
Según los promotores, 65 millones de personas asistieron a alguna corrida de toros el año pasado en España, y retirar el pasatiempo de la televisión gratuita es injusto para las personas mayores o de recursos limitados que no pueden darse el lujo de ir a la plaza o pagar el servicio de televisión por cable, indicó Albendea.
La corrida de toros es un espectáculo que está vivo y el público tiene el derecho de verlo, aseveró en una entrevista.
Televisión Española emitió un comunicado esta semana diciendo que no tiene nada en contra de las corridas. Apuntó que transmitió los festejos de la Fiesta de San Fermín en Pamplona, aunque esa no es una corrida sino un encierro, pero que no siempre puede pagar los derechos para televisarlas.
La cadena también insistió en que debía respetar un código voluntario de la industria que, sin mencionar específicamente las corridas, busca limitar la violencia en la pantalla chica o secuencias que son particularmente crudas o brutales entre las 5 de la tarde y las 8 de la noche para proteger a los niños. Los espectáculos taurinos suelen empezar a las 6 pm.
Albendea dijo que el argumento no tenía sentido e insistió en que son los padres, no el gobierno, quienes deben decidir si sus hijos pueden ver a un matador arriesgarse a una horrible cornada mientras mata a estocadas a un toro de más de 500 kilos.
Las corridas no son el pasatiempo predilecto de todo el mundo, incluso en España. Encuestas de opinión indican que pocos españoles son fanáticos que acuden regularmente a las plazas. Y los empresarios del pasatiempo están muy al tanto de que su público no cuenta con muchos jóvenes que se diga. Los seguidores suelen ser personas de mediana edad para arriba.
Los toreros fueron iconos nacionales hace décadas, incluso para los niños, pero los jóvenes españoles de hoy idolatran a otro tipo de estrellas. Quieren ser David Beckham. Quieren ser Beyonce Knowles.
No obstante, las corridas siguen siendo un elemento básico de la sociedad española. En bares y cafés los olé! que salen de los televisores son tan comunes como los gol! en el resto de Europa.
Los grupos defensores de los animales denuncian que las corridas son crueles, y Barcelona y otras ciudades se han declarado oficialmente en su contra, pero no existe un movimiento nacional importante como para prohibirlas.
La mayoría de los españoles no irán a las plazas, pero tampoco quieren que se elimine el pasatiempo. Para ellos, es algo que simplemente está allí, parte de la cultura.