LAS BAILARINAS Doris Campbell, Ena y Evelyn Aguilar, y la actriz Ana Clara Carranza; se apropiaron de la danza del vientre (o belly dance) y la vistieron con lo mejor de ellas. Entre todas la cubrieron con dunas, desiertos y playas en el espectáculo Arenas.
La sensualidad del movimiento llegará con un tintineo de caderas. Estos vientres fecundos pintarán la danza con los tonos de Líbano, Marruecos, África y Costa Rica.
Ana Clara Carranza acompaña el movimiento con textos; Campbell aporta su experiencia como bailarina profesional, le añade el ébano de su piel y un trozo de África. Ena, por su parte, pone una dosis de indigenismo y su larga trayectoria en la danza moderna, al igual que Evelyn. Ellas han laborado durante siete meses en este trabajo. Una parte del vestuario ha sido elaborado por ellas mismas. Incluso Carranza aprendió a bordar para decorar su vestido.
Una vez en el escenario todo es sonido, las caderas y los tobillos son como cascabeles. En algunas de las coreografías usan "crótalos" que son una especie de castañuelas pero de hierro.
La telenovela El Clon ha puesto al mundo árabe de moda; ropa, comida y baile han entrado por medio de los televisores a la vida de los ticos. Casualidad, coincidencia, accidente o buena fortuna, no se sabe cuál de todas ha sacado el baile del vientre de la pantalla y lo ha subido al escenario.
Las bailarinas destacan que su trabajo no es una imitación "nosotras lo adecuamos a nuestra cultura". Además, hubo un trabajo de investigación para el proyecto. "Hicimos una recopilación de las culturas árabes", explica Ena Aguilar.
Varias personas de esos países del continente asiático les han ayudado a descubrir aspectos importantes para su faena artística. Hasta el chef del restaurante Baalbeck ha compartido con ellas una sesión de canto y baile.
La presentación se llevará a cabo dentro del programa Mundo Loco, de Bernal Monestel. Además de Arenas también se presentará el grupo musical Amounsulu.
Baile sacro
La danza del vientre nació en la India y se extendió hasta los templos babilonios, fenicios y faraónicos de la antigüedad. Esta danza sagrada es el símbolo de la fecundidad y la maternidad, un homenaje a la diosa madre de los pueblos orientales.
Es un arte que pone de relieve las capacidades plásticas de la feminidad que reconcilia a la mujer con todo su cuerpo, empezando por la pelvis y continuando por el vientre, los senos y tobillos.
Egipto sanciona la difusión de este tipo de danzas y las mejores bailarinas son consideradas prostitutas por exhibirse ligeras de ropa y moviendo su cuerpo de manera sensual.
Algunas personas creen que este tipo de baile debe quedar relegado al burdel. Sin embargo, no hay que olvidar toda su historia y no dejar de lado que forma parte de una de las bellas artes: la danza.
Al espectáculo se debe ir con los sentidos y la mente abierta, sin miedo a llenarse de arena.