Se podría decir que al cineasta Esteban Ramírez el bautizo de su carrera le llegó con dos fuertes cachetadas. La primera la recibió cuando su primer documental,
Ambas experiencias le enseñaron a Esteban que en este gremio de la producción artística es mejor no crearse muchas expectativas y a tener muy claro que el transitar por el camino elegido, no sería tarea fácil; siempre habrá que sortear zancadillas y serruchos en marcha, prácticas que al parecer pululan en esta tierra bendita.
La inspiración por el arte y el cine le llegó a Esteban Ramírez por vía directa. De ver a su mamá, Norma Jiménez, bailar danza moderna y por los documentales de su papá, Víctor Ramírez. Uno en especial,
Antes de que esto ocurriera, Esteban distaba mucho de ser considerado un cinéfilo. Ni siquiera era un aficionado. Al cine iba más por complacer a su novia, aunque ya para entonces comenzaba a interesarse en el asunto. Eso sí, la sola idea de hacer películas en un país en donde hacía rato no se hacía cine, le erizaba los pelos.
El Festival de cine de La Habana resultó una buena terapia. Allá pudo ver su primera película en español,
Allí mismo tuvo la suerte de conocer, o al menos de ver en persona, a Jorge Perugorría, protagonista de la laureada película cubano-mexicana,
Los cortos
Con
Tras el éxito de
Ya con
Además, ganó los premios a mejor película, director e interpretación en el Festival Latinoamericano de Tiestre, en Italia. La deuda consigo mismo, ya estaba salda.
Con Esteban compartimos un almuerzo en un acogedor hotel capitalino de barrio Amón. Lo que sigue es un extracto de la entrevista.
-- ¿Qué gran lección aprendió con su oficio de cineasta?
--Que hacer cine es mucho más que poner una cámara y dirigir. Involucra una seducción total de tu gente y exponerte ante todos.
-- Desde sus primeros cortos y películas, con excepción de ‘Gestación’, usted ha utilizado actores foráneos, ¿por qué esa predilección?
-- He traídos actores de afuera porque he querido aprender y con
-- ¿A qué atribuye el éxito sin precedentes que obtuvo ‘Gestación’?
-- En el cine es básica la preparación. Hubo un año de compenetración con los actores. Llegamos a filmar la última escena de la película el primer día de trabajo y eso fue posible porque ellos llegaron con mucha seguridad. Pero eso es producto del esfuerzo y la preparación. Hice bastantes
-- El ‘casting’ para los papeles protagónicos de ‘Gestación’ fue de miles de aspirantes. ¿Qué vio en Adriana Álvarez (Jessie) y Édgar Román (Teo) que marcó la diferencia con los demás?
-- En el cine no creo en el amor a primera vista. Cuando veo a un actor que me interesa es un punto de partida. Percibí que había una pasión y un sueño en ellos. Los dos, la primera vez que los vi, me interesaron. Jamás haría una película con un actor que no se muera por estar en esa película.
-- ¿Qué riesgos asumió en ‘Gestación’?
-- Fue un rodaje muy complejo. En Costa Rica llueve todo el año y San José es una ciudad peligrosa. En mi caso estaba arriesgando un 90 por ciento de la producción. Pero esa es la maravilla, que a veces el mundo conspira a tu favor. Al final una película es un acto de fe. No hay fórmulas. Todo comenzó durante un momento de crisis económica, pero el clima funcionó y la gente nos apoyó. Fue hermoso ver cómo todo iba saliendo.
-- Desde su punto de vista, ¿qué significó el éxito de ‘Gestación’ para la cinematográfica del país?
-- Antes de
-- ¿Qué la comprara HBO fue también un gran logro?
-- Claro. Y no solo para nosotros sino para el Estado costarricense. Eso demuestra que este es un país que no solo vende banano o piña, y que el cine tico puede tener un impacto en nuestra industria más importante que es el turismo. Ahí es donde el cine y tanto esfuerzo, valen la pena.
-- Hablemos de tiempos menos felices. ¿Por qué si fue ganador en la muestra de cine salió abucheado?
-- Fue un grupito pequeño incitado por una persona que pareciera que se sintió incómoda con ese éxito, y hasta la fecha. Lamentablemente, esa persona es la que escribe la “historia del cine costarricense”, otorga dineros, y es también productora. Tiene un afán de controlar el medio, y nadie debe ser juez y parte.
-- ¿Quién es esa persona?
-- No vale la pena mencionarla; las zancadillas siempre están presentes y no queda otra que driblarlas y seguir enfocado en todos los proyectos que uno tiene por delante.
-- ¿Le cobraban algo?
-- Tal vez el haber tenido tanto apoyo de empresas siendo tan joven y algunos colegas del gremio querían que ganara otra película. No sé. Habría que preguntarles a ellos.
-- ¿Y cuál fue su reacción?
-- Cuando me abuchearon lo que acaté fue a alzar el premio.
-- ¿Siente que en el país se castiga el éxito?
-- De cierta forma sí, porque nos cuesta ver que alguien surja demasiado. Nos gusta ser ‘igualiticos’. Recuerde que la gente aquí le gusta apoyar al pobrecito, al
-- ¿Le ha afectado eso?
-- Obviamente, porque en mi caso he tenido que utilizar más fondos propios para hacer mis películas. No quiero sonar como quejumbroso, me ha tocado así y así lo he aceptado. Cuando hay una pasión, como sí la tengo y la fortalezco, uno busca otros caminos, y los hay. Al final es el trabajo y la seriedad lo que sale adelante. Nunca he tenido la imagen de pobrecito y creo que por eso he sido menos apoyado.
-- ¿Cómo valora la crítica especializada tica?
-- La crítica seria es fundamental para crecer y mejorar, pero este es un país pequeño en donde hay mucho roce entre críticos y realizadores y entonces cuesta mucho que haya una “distancia amorosa”. Uno tiene que ser autocrítico.
El crítico del
Necesitamos una crítica más a fondo en donde se analicen procesos y resultados aparte para que todos aprendamos.
-- ¿Siente entonces que la crítica no es balanceada?
-- Hay disparidad y veo que no le están haciendo bien al cineasta porque no le digo con profundidad las deficiencias y eso crea un círculo en donde no vamos a salir de la mediocridad.
-- ¿Cree que existe mala voluntad?
-- No, no. Es más que todo el roce. Nos cuesta guardar una distancia apropiada. Pero igual, pienso que uno debe ser su crítico más feroz.
-- ¿Qué sugiere?
-- Que se abran más espacios de crítica. Hacen falta más voces independientes, más programas de televisión.
Que los espacios no solo sean para presentar los trabajos sino que haya más análisis y discusión. En el debate y en la discusión es donde más se aprende. Eso siempre será más sano.
--Al repasar sus películas ¿se arrepiente de algo?
-- Siempre es doloroso ver las películas porque siempre hay cosas que uno pudo haber mejorado.
Por ejemplo, en
En la propia edición costó armarla, aunque igualmente hay momentos interpretativos bien logrados. Creo que es mejor a veces no contar tanto.
-- Con la experiencia acumulada ¿se puede anticipar que su próxima película superará las anteriores?
-- Una idea que tengo es inclinarme por una historia más íntima, sin tanto contexto. Pero siempre me gana el amor por mí país y las ganas de decir algo. Si nos comparamos con otros países debemos sentirnos privilegiados y esa es mi fuente de inspiración. Claro que también está la corrupción, la delincuencia y la transmisión de ciertos valores y todo eso, también hay que contarlo.