Milán y París. Los accesorios, sean gafas, sombreros, cinturones o bolsos, son cada vez menos superfluos para la moda masculina, y fueron verdaderas estrellas de las colecciones de moda masculina para el verano 2002 presentadas en Milán.
Sombrero inclinado y cinturón de cuerda en Fendi, cadena de reloj de bolsillo que da un toque antiguo a la chaqueta en Armani, fular de seda estampada en Trussardi, chal folclórico en Valentino: el hombre no sale sin esos pequeños detalles, que han pasado a ser esenciales para el conjunto.
El clásico traje con corbata fue visto a menudo en los desfiles de las grandes casas italianas, que terminaron casi siempre acompañados de detalles que ponen una nota disonante en la aparente formalidad, como las sandalias de cuero trenzado en Trussardi.
La firma del emblema del galgo propuso una línea levemente "retro", a base de camisas de cuellos larguísimos, suéters ajustados de cuello alto y conjuntos de gran comodidad.
Tonos de moda
Los colores son cálidos se inspiran en la tierra (arena, ocre) o el océano (turquesa, ajenjo) y las materias son naturales y blandas (algodón, lino, seda). Una tendencia general en las colecciones milanesas, cuyos creadores tomaron distancias de las telas "tecnológicas" y de los colores llamativos.
La moda opta por un respeto de las viejas convenciones pero tergiversándolas de manera que justamente no se parezca convencional. Ejemplo de ello, Miuccia Prada presenta una serie de conjuntos de traje y corbata discretamente alterados por disonancias de colores o de motivos.
Todo ello como si, obligado a utilizar la corbata, el hombre, entre formal y rebelde, depositara su toque personal en los zapatos o en la cartera.
Los modelos de Prada mezclan sin complejos la chaqueta ciudadana con un pantalón corto de seda floreada que se parece muchísimo a un calzón.
Los pantalones vaqueros siguen utilizándose, incluso descoloridos y rotos, pero tanto Fendi como Gucci los combinan con prendas mucho más sofisticadas.
El estilo de calle informal y práctico cede terreno empero en beneficio de una tendencia que se sitúa a media camino entre la playa y la reunión de negocios.
Gianfranco Ferré propone, por su parte, múltiples opciones de estilo para el verano próximo: las variaciones van desde el tipo "deportes mecánicos", con chaquetones y pantalones de motorista, a los aires de "regreso a Katmandú", con largos estampados de seda para salir de la piscina.
Francia también diseña
París, por su parte, empezó el sábado a mostrar las sugerencias de la moda masculina de primavera-verano 2002 de más de medio centenar de creadores, con el telón de fondo de la rivalidad entre Dior e Yves Saint-Laurent Rive Gauche.
La guerra entre las dos grandes firmas, propiedad de LVMH y de Gucci, respectivamente, añadió morbo a la actividad que, de por sí, genera 37 desfiles y unas 20 presentaciones.
París tiene la aspiración de superar el listón que dejó, muy en alto, la reciente pasarela de Milán.
Los modistos italianos oscilaron entre la elegancia desenvuelta del hombre que saborea la dolce vita de Trussardi, la ropa reciclada de Laura Biagotti y los coloristas latin lover de Valentino.
Tom Ford, creador estrella de Yves Saint-Laurent Rive Gauche, mostró sus armas el domingo, mientras Hedi Slimane, de Dior, enseñó el lunes sus propuestas masculinas para la próxima primavera-verano.
Un gran ausente
Imprevisible como siempre, Jean-Paul Gaultier, considerado l 'enfant terrible de la moda, ha decidido tomarse unas vacaciones y no desfilar hasta el próximo otoño en la actividad de París, cuando presentará mano a mano sus modelos pret-a-porter para hombre y mujer.
Las 300 creaciones efectuadas para la gira mundial que Madonna inició recientemente en Barcelona y la preparación de su desfile de alta costura, que comienza el próximo 8 de julio, han dejado exhausto a Gaultier.